Familia de Steven Sotloff decide no pronunciarse sobre la decapitación del periodista
Los amigos del reportero que fue secuestrado en Siria, lo recuerdan como una persona valiente, considerada y leal.
Los familiares de Steven Sotloff ya están al tanto del video difundido por los militantes de ISIS, en el que muestran cómo decapitan al periodista estadounidense de 31 años, quien trabajaba como freelance cuando fue secuestrado en Siria, hace un año.
"La familia sabe de esta horrible tragedia y lleva el duelo en forma privada. No habrá comentarios de la familia en estos momentos", dijo el vocero Barak Barfi, informó AP.
Hace solo cinco días, la madre de Sotloff publicó un video en el que pedía al califa de ISIS, Abu Bakr al Baghdadi que libere a su hijo ya que era una persona inocente que no tenía nada que ver con las políticas exteriores de Estados Unidos.
Se presume que el verdugo que decapitó a Sotloff es el mismo que asesinó al periodista James Foley, 40. Los yihadistas dicen que ambos asesinatos son una respuesta a los ataques de Washington a sus fuerzas en Irak y Siria.
Un aventurero en las zonas de conflicto más peligrosas
El periodista que escribía para medios como Time magazine, The Christian Science Monitor y World Affairs Journal sabía de los riesgos que corría al reportear desde el tumulto de Oriente Próximo.
Su situación dio un giro crucial cuando fue secuestrado hace un año mientras cubría la guerra civil en Siria, el lugar más peligroso para los periodistas, donde más de 70 han sido asesinados y al menos 80 fueron secuestrados desde que empezó el conflicto, informa el New York Times.
Remembering Steven Sotloff for the brave journalist he was. http://t.co/XLo2xjKHxD #RIP. pic.twitter.com/7JCRePqXrs
— Josh Levs (@JoshLevs) September 2, 2014
Un gran ser humano
Los amigos de Sotloff lo describen como 'leal, considerado y buen amigo'. Por ejemplo, Josh Polsky, su compañero de habitación en la universidad, dijo durante una entrevista telefónica: "Si necesitabas contar con alguien para algo él dejaba todo en un segundo por ti o por cualquier otra persona".
Además, el periodista era valiente y perseverante. "Un millón de personas le podría haber dicho que lo que estaba haciendo era tonto, como nos parecía a los que estábamos fuera de la situación, pero para él era algo que amaba hacer y no ibas a detenerlo", comenta Emerson Lotzia, un excompañero de universidad.