¿Por qué a pesar de comer poco no logro bajar de peso?
Si haces dieta o comes poco y no bajas de peso, puede existir una alteración hormonal. Una endocrinóloga te explica cuál es la causa del problema y cómo empezar a resolverlo
Muchas veces, se cree que la principal causa para que una persona suba de peso está relacionada con su alimentación y, por ende, también es parte de la solución para adelgazar. Sin embargo, lo que se esconde por detrás podría estar más ligado con una hormona llamada insulina.
¿Por qué no bajo de peso si hago dieta o como poco?
En conversación con ÚtileInteresante.pe, la Dra. Marielle Horruitiner, endocrinóloga y docente de la Universidad Científica del Sur, cuando una persona está en sobrepeso u obesidad, ciertas hormonas se alteran o no funcionan como debería ser, entre ellas, la insulina.
“Al presentarse resistencia a la insulina, empieza a producirse mucha insulina, que altera la función de la glucosa y la insulina es la que hace que crezca todo, que crezca grasa. Como un pan y es como si comiera cinco panes, o como poco y lo que peso no refleja lo que yo como”, explica la especialista.
¿Qué puede causar la alteración de la insulina más allá del sobrepeso?
Generalmente, esta alteración metabólica tiene un factor genético, es decir, puede ser adquirido a raíz de familiares. Por otro lado, la Dra. Horruitiner agrega que la insulina también se altera cuando no dormimos bien porque es un poco dependiente del cortisol.
¿En qué zonas del cuerpo se acumula este incremento de grasa?
En el caso de los hombres, tienen mayor riesgo de acumular grasa visceral en la zona abdominal, metido entre los órganos, lo que les da una forma de manzana. La mujer es más propensa a acumular grasa en las caderas en forma de pera.
Por este motivo, es más peligroso para los hombres, quienes tienen más riesgo cardiovascular o de padecer de un infarto por sobrepeso u obesidad.
¿Qué cambiar en mi estilo de vida para tener en orden a la insulina?
La Dra. Horruitiner recomienda un cambio en conjunto del estilo de vida, empezando por una alimentación balanceada que incluya obligatoriamente una buena cantidad de frutas y verduras de todos los colores, porque ahí están muchas vitaminas y minerales.
Reducir el azúcar, como gaseosas, y harinas refinadas que contienen carbohidratos simples que alteran la glucosa o insulina. Es decir, evitar las harinas de pasteles, arroz, galletas, etc.
Por el contrario, incluir en la alimentación los llamados carbohidratos complejos que son saludables y están compuestos por la papa, el camote, la yuca, las menestras, la avena, granos, frutas, entre otros.
Finalmente, no olvidar ejercitar el cuerpo obligatoriamente y de manera progresiva en esfuerzo, así como rechazar completamente dietas muy restrictivas que no son sostenibles en el tiempo o que no tienen un asesoramiento profesional.