Atentados en París: padre de uno de los suicidas intentó sacarlo del EI en Siria
Mohamed Amimour, de 68 años, fue a ver a su hijo, pero solo obtuvo una respuesta fría.
El padre de uno de los hombres armados que mataron a decenas de asistentes al concierto en París había intentado traer su hijo de regreso de Siria, donde se había unido Estado Islámico (Isis). Misión en la que falló.
Mohamed Amimour, de 68 años, contó su intento fallido de sacar a su hijo, Samy, del control de los yihadistas del Estado Islámico. Según le dijo al medio francés Le Monde, su hijo lo saludó fríamente y con una supuesta sonrisa.
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Samy Aminour, de 28 años, quien nació en Drancy, un suburbio al noreste de París ha sido identificado como uno de los atacantes del teatro Bataclan. Usó un chaleco suicida y se hizo volar el viernes por la noche cuando las autoridades francesas se aproximaban al sitio.
Su padre le pidió que renuncie a sus creencias yihadistas. En junio del 2014, Mohamed Amimour, quien es descendiente francés – algeriano, se embarcó en una misión familiar para rescatar a su hijo, cruzando la frontera con Turquía y viajando al pueblo sirio de Minbej, cerca de Aleppo.
A su regreso el año pasado, explicó a Le Monde como fracasó en su objetivo de persuadir a Samy que regrese a casa. "Daesh (Isis) son bastante organizados", dijo. "Usan un chip telefónico solo una vez. Nunca puedes volver a llamarlos".
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Amimour mantuvo el contacto con Samy a través de conversaciones con Skype pero no le dijo que estaba yendo a verlo.
El hombre pasó de contrabando por la frontera turca en un minibús cerca de Gaziantep y fue conducido al sur a través de un campo de minas en el desierto para Minbej, donde vio por primera vez las banderas negras de Isis.
Amimour esperó un día y después fue reunido con su hijo. Amimour describió a Samy teniendo una "sonrisa medio distante". Esa noche le entregó una carta de su madre en la cual había escondido 100 euros. Su padre recuerda: "Fue a una esquina a leerla y luego me devolvió el efectivo, diciendo que no necesitaba el dinero".
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Amimour, herido por la frialdad de su encuentro, habló con otros combatientes yihadistas, quienes le mostraron videos de los hombres siendo torturados por las fuerzas de Bashar al-Assad, el presidente sirio.
Amimour voló a casa desde Estambul. Él no fue interrogado por la policía. Más tarde se enteró de que su hijo se había casado y cambió su nombre a Abu Hajia.
"No quería que se quede ahí el resto de su vida", le dijo al diario Le Monde.