En el último año, más de 10 mil personas cruzaron la frontera de México para llegar a Estados Unidos

Alicia Espinoza, una migrante peruana de 43 años, se encuentra en Estados Unidos con un grillete electrónico mientras espera su audiencia judicial para determinar su estatus migratorio.

Hace seis meses, dejó su hogar en Tumbes, Perú, en busca de un mejor futuro para sus hijos, debido a la falta de oportunidades laborales. Su travesía la llevó a cruzar varios países y enfrentar condiciones extremas en la selva del Darién, donde presenció numerosas muertes y sufrimientos.

La crisis migratoria en la frontera de Estados Unidos con México es profunda. En 2023, el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de EE.UU. manejó más de 10 millones de casos de migración ilegal. La Patrulla Fronteriza, como señala Gloria Chávez, jefa del sector del Río Grande, ha enfrentado un flujo sin precedentes de migrantes, especialmente venezolanos.

Luis López, un migrante venezolano, describe el viaje como extremadamente peligroso, comparando la ruta del Darién con la difícil situación en México, donde la extorsión y el secuestro son comunes.

En la frontera, Orlando Marreros, agente fronterizo en El Paso, destaca el uso de tecnología avanzada para controlar el flujo migratorio, como torres de vigilancia autónomas. A pesar de los esfuerzos, la Patrulla Fronteriza ha registrado 131 muertes de migrantes en el último año fiscal debido a las duras condiciones y peligros en las rutas de cruce.

Los migrantes detenidos son llevados a centros de procesamiento, conocidos como "hieleras", donde enfrentan duras condiciones mientras esperan su deportación o resolución de su caso.

Alicia, ahora en California con sus hijas, espera reunirse con su esposo e hijo, que permanecen detenidos. A pesar de los desafíos, la peruana mantiene la esperanza de construir un mejor futuro para su familia en Estados Unidos, mientras enfrenta la incertidumbre de su situación migratoria.