Puno: el corazón de las marchas y la región menos accesible de todo el país
Un mes después del intento de toma del aeropuerto de Juliaca, un grupo de manifestantes volvió a hacer el intento. ¿El resultado? Civiles y policías heridos
Este es precisamente el lugar en donde los pobladores se acercaron y desbarataron toda esta malla metálica. Cuarto Poder ha llegado hasta el lugar donde se produjo este enfrentamiento.
De cerca y a la luz del día, el terrible saldo de una nueva jornada de violencia en Puno, una de las zonas más convulsionadas del sur del país, se cuenta otra vez con dolor e impotencia desde ambos lados.
Son las 10:53 a.m. Esa reja hasta el día de ayer estaba en pie y de alguna manera protegía al aeropuerto y a los miembros de la policía; sin embargo, con el ataque de ayer eso ha caído y está totalmente expuesto.
El nuevo intento por tomar el Aeropuerto Internacional Inca Manco Cápac de Juliaca empezó la tarde del jueves 9, a un mes del fallido primer ataque que enlutó a varias familias puneñas.
Más temprano, los deudos y pobladores realizaron una misa y vigilia por varias calles de la ciudad y en los alrededores del aeropuerto. Pero al caer la tarde, la violencia se desató. Dicen ellos, todo fue en memoria de sus muertos, que, según señalan, aun no alcanzan la justicia que esperan.
Llegaron por varios frentes, la intención era tomar las instalaciones del terminal aéreo como quisieron hacerlo en enero pasado. Entonces, la policía empezó a repeler el ataque, desde las murallas improvisadas y los parapetos que han construido para defenderse de los ataques continuos.
Desde los primeros días de este año, los manifestantes llegan cada día. Se ubican en esta avenida que es la puerta de bienvenida a la ciudad. Desde aquí lanzan sus arengas. apoderan de la vía. Es viernes, un día después del enfrentamiento y ya empiezan a reunirse desde temprano.
Unos 23 civiles resultaron heridos en este último enfrentamiento, 14 de ellos fueron dados de alta, otros siguen aún recibiendo atención médica por contusiones, heridas, fracturas, insuficiencia respiratoria por los gases de las bombas lacrimógenas, traumatismos por objetos desconocidos y un ciudadano es atendido por amputación traumática de su mano derecha.
Mientras que, del otro lado de la reja, 28 policías fueron atendidos en las instalaciones del aeropuerto, que se ha convertido desde inicios de este año en una base militar y policial. Por la gravedad de las heridas, 10 policías fueron trasladados a Lima.
Ese día desde temprano, los manifestantes marchaban en calma, pero después de unas horas algo cambio, eso relatan los policías que estuvieron en primera línea ese día y que después del ataque continúan ahí protegidos con parapetos como escudo y muro de sacos de arena.
Calles desoladas, negocios cerrados, la vida aquí no ha vuelto a ser la misma. La basura se desborda en sus principales avenidas. Es raro ver transitar a alguien que no sea de la zona. Todos se conocen, por eso un extraño no pasa desapercibido.
Las principales avenidas están tomadas por piquetes, varias cerradas al tránsito. Grupos de mujeres con huaraca en mano ponen orden de inmediato si alguien pretende desacatar la paralización.
Hay ciertos tramos por donde pueden transitar los mototaxis. Quienes toman las calles lo deciden, dicen que el domingo a veces hay tregua y dejan transitar a vehículos y motos. Cuando deciden lo contrario, con perífono en mano alertan cuales son las calles donde están impedidos de cruzar.
Por donde vamos, todo luce solitario, no hay movimiento comercial de ningún tipo. Juliaca es una ciudad dominada por el miedo y Puno una región secuestrada por la violencia extrema de sus pobladores.
Por ello desde lo que algún día fue la cafetería del aeropuerto Inca Manco Cápac, hoy convertido en el centro de operaciones del ejército, se elaboran estrategias para recuperar carreteras tomadas y proteger la propiedad del estado. El viernes por la noche se logró el desbloqueo de toda la ruta Juliaca – Arequipa.
Aún falta liberar la ruta hacia Cusco, Sin embargo, la zona fronteriza de desaguadero también está tomada por personal del ejercito desde el 8 de enero. Un día después de su llegada, pobladores intentaron atacarlos cuando iban a recoger escudos y refuerzo. No respondieron el ataque para evitar un mayor costo social.
Lo cierto es que Puno sigue siendo el corazón de las protestas y la región menos accesible de todo el país