Profesora desaparecida en El Agustino: Sigue incansable búsqueda
La familia de la profesora desaparecida en El Agustino continúa en su búsqueda por el cerro San Pedro donde fue vista por última vez. Su expareja fue hallado sin vida en una comisaría
Ya van doce días en los que la esperanza se ve eclipsada por el dolor. La incertidumbre la golpea fuerte, pero la fe de una madre es inquebrantable. La buscan entre cuevas y todos los rincones de las angostas calles del cerro San Pedro, lugar donde fue vista por última vez; fue detrás del hombre que le juraba amor.
Y aunque no pueda tocar a su hija, ni escuchar su voz, el corazón de Zoraida sigue latiendo con la certeza de que su niña volverá a casa, de que su historia no ha llegado a su fin.
28 años, la mayor de cuatro hermanos, una joven risueña, bailarina, ocurrente, que entregó su pasión a la docencia del nivel inicial; daba clases en un colegio público, con ganas de aprender para luego poner su propia escuela.
Además de perseguir sus sueños, Leyla Yaneli Cristobal Penadillo tenía el hobbie de jugar voley con un grupo de amigos del barrio, recuerdos que quedaron grabados. Leyla era quien sacaba con mates y, entre juegos, conoció a quien se convirtió en el principal sospechoso de su desaparición, quien la vio por última vez. La golpeó, empujó y humilló; se trata de Roberto Carlos Palomino Romero.
Aquí cantan felices mirando a la cámara; fue solo 5 días antes de las agresiones, desaparición de Leyla y muerte de Roberto.
Roberto Carlos fue encontrado sin vida al interior de la carceleta, luego de ser intervenido a raíz del extravío de su enamorada. Tenía 27 años, no se sabe exactamente a qué se dedicaba en su TikTok, solo hay videos de él cantando. Era padre de familia de una bebé y estaba con Leyla hace tres años. Sus vecinos dicen que no se metía con nadie… Sin embargo, contaba con denuncias.
La búsqueda de Leyla es incansable para su mamá, papá y hermano: una lucha silenciosa entre la razón, de que tal vez nunca la encuentren, y el miedo de hallarla sin vida entre las piedras, la basura y casas abandonadas. Cada bolsa negra es una falsa alarma.
Este es el último registro que se tiene de Leyla. Eran las 6 y 29 de la mañana del pasado 31 de diciembre. Se ve a Roberto con gorro blanco y casaca negra parado frente a Leyla de polo negro y pantalón verde. Él le quita el celular por unos minutos; la cámara voltea y los vuelve a captar: son Leyla y Roberto Carlos forcejeando. El joven que está con ellos interviene para intentar calmarlos, pero no tiene éxito. Roberto le tira con fuerza el celular en la cara a Leyla; su amigo lo detiene.
Mientras Leyla le hace gestos con las manos, Carlos la agarra por la cintura y vuelven a discutir. Carlos le tira un puñete en el mentón, empujándola al suelo. El joven que los acompaña incluso graba la agresión.
Roberto se va; ella se pone de pie, agarra una botella y corre tras él. Los vecinos registraron este video, donde él la vuelve a agredir y le pide que se vaya.
Leyla no llegó a casa ese día; tras buscar y ver estas imágenes, la madre de Leyla fue a buscarla para pedirle explicaciones de dónde estaba la profesora.
Pero estos videos de viviendas aledañas lo desmienten; se va caminando a pocos metros para ingresar a su casa a las 7:20 de la mañana y 1 minuto después aparece Leyla detrás de él. Después de eso,no hay rastro de ella.
Carlos fue dos veces a la comisaría, la primera llevado por la familia de Leyla y la segunda por voluntad propia. Tras unas horas, lo encontraron sin vida en la comisaría de San Cayetano. Según versión de allegados al sospechoso, supuestamente tenía una sábana envuelta al cuello; denuncian que habría sufrido abusos dentro de la dependencia policial.
Intentamos obtener una versión por parte de familiares de Roberto, fuimos a su vivienda, pero no quisieron conversar.
Mientras el Ministerio Público realizó diligencias al interior de esta vivienda, donde la docente habría ingresado con su enamorado… hicieron pruebas de luminol en toda la casa, cuyos resultados aún no han sido revelados.
Finalmente, la policía accederá a las comunicaciones del chip perteneciente a la joven profesora.
Su familia no deja de buscar, por todos los rincones, acompañados del serenazgo. Temen que sea olvidada, que la búsqueda se enfríe con el paso del tiempo. Pero no dejan que esa posibilidad los consuma; el mundo de los Cristobal Penadillo no puede seguir adelante sin su hija mayor, Leyla Cristobal Palomino.