Policía capturó al 'Monstruo del Facebook'

Un depravado sujeto, más conocido como el 'Monstruo del Facebook', un presunto violador que captaba a menores de edad con engaños para luego abusar de ellas.

Ante la sociedad era un abogado, un hombre de saco y corbata. Un profesional experto en leyes que, señaló a los agentes, haberse graduado hace un par de años de la Universidad de Los Ángeles en Chimbote. Un sujeto que actuaba como un vecino ejemplar hasta que, un día, su verdadera personalidad salió a relucir.

Decía haberse entregado a Dios, asistía a conversatorios evangélicos, predicaba la palabra y aparentaba ser un buen cristiano. Pero, todo esto, no era más que una fachada para ocultar su abominable y repudiable conducta.

Su nombre es Martín César Hurtado Palomino y más de una decena de personas lo sindican como una mente enferma, un presunto abusador de menores. Un delincuente que se ponía en contacto con sus potenciales víctimas, las seducía para luego obtener imágenes intimas y así amenazarlas.
 
Se sabe que Tenía hasta 5 perfiles en Facebook, todos con diferentes nombres. Se hacía pasar como un amigo, hasta que mostraba su real apariencia. En unos chats se puede leer como acosaba a las menores, les enviaba fotografías, les decía como tenían que llegar a los encuentros y hasta les mandaba ubicación de los lugares que frecuentaba.

"Sin remordimiento y con total frialdad, a la hora de ser trasladado a la carceleta, aceptó con normalidad, haber llevado a una joven de 15 años a un hotel. Aunque a los segundos cambió de su versión tratando de justificar su terrible accionar", señaló el Director de Investigación Criminal, general Carlos Céspedes.

Eran las 3:20 cuando una cámara captó ingresar a la menor junto a este depravado sujeto, llevaba puesta una gorra azul, una casaca ploma y una mochila, la misma que había tomado foto y enviado a su víctima, un día antes, indicándole que tenía todo listo para su encuentro.

En las imágenes, se observa que esperan unos segundos en la recepción, se ve a la adolescente nerviosa mirando de un lado a otro, hasta que el recepcionista le entrega las llaves de la habitación, al hombre de 54 años y ambos suben por las escaleras.

Fue en la habitación 204 donde los agentes de la División de Secuestros y Extorsiones de la Dirincri encontraron a la adolescente junto al sujeto. Al revisar, la mochila que llevaba con él, la policía descubrió que estaba equipada con vinos, copas, masajeadores e incluso golosinas.

Se obsesionaba con las jóvenes a tal punto, que inventaba amoríos, dibujaba en hojas de papel a parejas con los nombres de sus potenciales víctimas. Una actitud que demuestra al monstruo que llevaba dentro.

Según la policía, este criminal mostraba una vida normal, tratando de pasar desapercibido, pero su pasado lo condenaba ya que hace años atrás, también había sido acusado por realizar tocamientos indebidos a varios menores de edad. Tiene antecedentes que van desde el 2012, 2018 y 2019 todos por actos contra el pudor.

Incluso, en el 2000 estuvo recluido en el penal de Ica por haber violentado a una niña, una víctima a la que marcó de por vida al satisfacer sus más bajos instintos.
 
Debido al material que la policía confiscó en los tres celulares del detenido, se sospecha que habría más víctimas de este sujeto que su modo de operar, era contactar a las jovencitas a través de una conocida red social.
 
Según su perfil psicológico, este sujeto sería manipulador, impulsivo, despreocupado y meticuloso. Un potencial violador que solo le importa sus intereses, un pervertido que estaba al acecho de inocentes víctimas que captaba vía Facebook. Niñas de 10, 11, 12 hasta 15 años, un individuo que se obsesionaba con las menores, las seguía a todos lados, coordinaba encuentros en hoteles para luego violentarlas sexualmente.

A pesar de todas las pruebas en su contra y de contar innumerables denuncias por abuso sexual y tocamientos indebidos, increíblemente, el juzgado de San Juan de Lurigancho ha dejado en libertad, al llamado monstruo del Facebook, un sujeto que fue capturado por la policía, pero, que ahora, se encuentra caminando, como si nada, por las calles de la capital, convirtiéndose, nuevamente, en un peligro para los niños.