Peruanas son aclamadas en Costa Rica por enseñar técnicas para tratar el agua
Ellas impartieron sus conocimientos y fueron reconocidas por las autoridades del país centroamericano
Marcela y Lidia Machaca son dos mujeres indígenas de una comunidad quechua ayacuchana que fueron invitadas a Costa Rica, junto a otra peruana más, para transmitir sus conocimientos ancestrales respecto de la siembra y cosecha de agua de lluvia.
Con sus conocimientos, estas mujeres han salvado de la sequía a distintos campesinos de la provincia de Guanacaste, una de las zonas más secas del país centroamericano, un territorio cercano a Nicaragua donde cada año llueve abundantemente pero el agua termina perdida en el mar.
Esta técnica andina de siembra y cosecha del agua ha sido llevada hasta Costa Rica por la ONG Aider, encargada del novedoso proyecto que ha sido financiado por la Unión Europea, con unos resultados dignos de imitar.
Se trata de cinco reservorios planificados y construidos con asistencia técnica del equipo de Aider, donde las Machaca han dirigido las actividades y acompañado a los campesinos de la zona para enseñar sus conocimientos. Esta técnica también se ha adaptado a las condiciones de este país.
Ahora, se pueden observar bellas lagunas que originaron la aparición de puquios u ojos de agua en las laderas cercanas. Aunque todavía es un proyecto piloto, los resultados han hecho que el gobierno de ese país haga suya la tecnología incaica.
El Instituto de Desarrollo Rural Inder ha anunciado que construirá 13 reservorios para el año 2020. Los pobladores de la zona están más que satisfechos.
El mérito de este grupo de mujeres es mayor si se tiene en cuenta de que Costa Rica es conocida como una nación verde. Los ciudadanos han creado mecanismos para obtener beneficios económicos del bosque sin siquiera talar un árbol.
Anualmente, Costa Rica recibe 3.5 millones de turistas al año y tiene una población de 5 millones de habitantes. La mayoría de sus habitantes viven del turismo y ahora reciben lecciones de mujeres peruanas indígenas que son aclamadas, ahora lejos de su natal Ayacucho.
La historia demuestra que la posible solución a los problemas de falta de agua pueden estar en el saber andino. Es hora de darles el lugar que merecen.
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