Pasamayo: a esta velocidad iba el tráiler que provocó el accidente

Era un caos. La tragedia fue tan grande que fueron necesarios 200 rescatistas y 3 días para recuperar todos los cuerpos que se llevó la curva del diablo en el Serpentín de Pasamayo.

Será imposible olvidar esta tragedia, la más grande que se recuerda en las carreteras del país, pero 5 días después nos enteramos de que no solo un error humano lanzó al bus repleto de gente al abismo. Conozca al detalle el informe policial que describe a la siempre peligrosa vía de Pasamayo como un culpable más de esta tragedia.

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Todos los que alguna vez hemos recorrido esta vía sabemos los que es pasar 22 kilómetros sudando frío.  Al límite del precipicio junto al mar. 52 curvas sinuosas donde apenas un cartel advierte su enorme peligro. Lo único que protege a los vehículos, y a las personas que viajan en ellos, son unos sacos de arena.

Una zona en donde además las imprudencias más pasmosas se ven a diario. Una tragedia así era cuestión de tiempo

En el informe del GPS del tráiler que provocó la tragedia marca la velocidad del pesado vehículo durante periodos de 10 segundos. A las 11 y 27 de la mañana, con 40 segundos, el tráiler que venía desde el norte, conducido por Cristian Quillahuamán marca 62 kilómetros por hora, en una ruta que tiene como velocidad máxima los 45 k/h. A las 11 y 27 de la mañana con 50 segundos, Quillahuamán entra a la curva del diablo a 52 k/h, sigue sobre el límite. Dos segundos después invade el carril de venida desde Lima y se produce el impacto. El muro obviamente no detiene al bus de la empresa San Martín de Porres. Se rompe como una galleta.

Para los peritos de la Policía la señalización de esta vía es pésima e incoherente. El carril del tráiler tiene un cartel de velocidad máxima; sin embargo, la vía del bus no cuenta con ningún anuncio de reducción de velocidad, pese a estar en la misma curva.

La recuperación de los cuerpos fue dolorosa, complicada y extremadamente peligrosa. Al segundo día se pensó que los 50 cadáveres encontrados eran todos. Pero en la morgue de Chancay, se hacía de noche y Marco Antonio Díaz aún no reconocía a su hija. Le dijeron que ya no había más cuerpos. No se quedó cruzado de brazos y él mismo, junto con su familia, volvieron a Pasamayo para buscar a la joven Indira. A su hija de 22 años.

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Uno de los videos fue clave. Ahí se observa a la universitaria embarcándose en el bus de la empresa San Martín de Porres. Va junto con los otros pasajeros. Entre ellos uno de los sobrevivientes, el fisicoculturista Carlos Ramos Vásquez. Uno de los trabajadores llama al chofer del bus, Dionisio Tapia, quien rápidamente se despide de una de sus compañeras.

Hay historias de dolor que parecen desafiar la lógica. Una de ellas es la de Clorinda Ventocilla y José Urbano, 42 años de casados. Regresaban a Lima tras celebrar la fiesta por año nuevo. Sus hijos, por precaución, prefirieron que la pareja viaje en esa empresa y de día. Estaban aún de duelo por una reciente tragedia que vivieron también en Pasamayo.

A los familiares les causa indignación saber del propio ministro de Transportes que la concesión de Ancón – Pativilca, otorgada a la empresa Norvial en el año 2003, y por la que se paga 7 soles 50 por transitar, no estipula la construcción de guardavías, elementos básicos de seguridad que posiblemente hubiesen evitado la tragedia en esa curva.

El Ministerio de Transportes anunció que desde ahora ningún vehículo de transporte público circulará por el serpentín de Pasamayo. Además, incluirán cláusulas en las concesiones, que prioricen las mejoras en seguridad vial. Decisiones tomadas después de que 52 personas perdieran la vida. Al igual que los anuncios de la Superintendencia de Transportes, Sutran.

A partir de mayo será obligatorio que buses como estos tengan GPS. Existe una ley sobre la fiscalización electrónica, pero increíblemente estos vehículos de transporte público no estaban contemplados en la fiscalización.

Se exige fiscalización, pero muchas veces son los mismos transportistas quienes violentamente intentan evitarlos. Ahora usan hasta falsos ambulantes para avisarles en caso de operativos.

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Las cifras son de temer. El 2015, 788 personas fallecieron en las carreteras del país, mientras que el 2016 aumentó: 812 personas. Solo por Serpentín de Pasamayo pasan a diario 5 mil vehículos, mientras que por la variante 9 mil. Los accidentes son continuos.

Lamentablemente las promesas de solución siempre se dan después de la tragedia. Un posible tercer carril, construcción de guardavías. Todo eso para el futuro, pero en la actualidad hay 52 muertos, 6 sobrevivientes y 1 solo detenido que como máximo podría ir 8 años a prisión.

Con tantos accidentes esta vía seguirá siendo, como la llamaron en una popular canción, Pasamayo maldito.