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20.02.2017

Odebrecht: proyecto Olmos terminó costando 580 millones de dólares

Proyecto Olmos. Cuarto Poder

En el contrato inicial se contemplaba un costo de  222 millones de dólares

En el proyecto hídrico de Olmos, en Lambayeque, parecen repetirse algunos patrones ya conocidos en el caso Odebrecht. Una de las primeras cosas que resaltan de la obra es la prolongación de la obra a lo largo de los tres últimos gobiernos: Alejandro Toledo, Alan García y Ollanta Humala.

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Desde el gobierno de Augusto B. Leguía el proyecto Olmos fue llamado en Lambayeque “el anhelo lambayecano” y la demanda por su concreción solía movilizar a toda la región. Desde la edad escolar, todo lambayecano aprendió de memoria que el proyecto se dividía en tres partes: el trasvase o traslado de las aguas desde el río Huancabamba a través de un extenso túnel trasandino, el uso del recurso para la generación de energía eléctrica y el regadío agrícola a través de un sistema de irrigación.

En su primer gobierno, Alan García inició la perforación del túnel pero sólo avanzó un kilómetro y medio. En 2004, el entonces presidente regional de Lambayeque Yehude Simon se la jugó por el proyecto y concretó su primera etapa.

Ese mismo año, la empresa Odebrecht presentó al gobierno regional de Lambayeque una iniciativa privada para construir el túnel de casi 20 kilómetros. Esta atravesaría parte de los andes para conducir el agua trasvasada del río Huancabamba hacia las pampas terrosas de Olmos con un costo de 112 millones de dólares. El entonces presidente Alejandro Toledo aprobó el presupuesto.

Tras la iniciativa privada, la gestión de Simon convocó a una licitación pública internacional para poner en concesión el proyecto, proceso que ganó Odebrecht en solitario y sin mayor competencia. El 20 de julio de ese año en Palacio de Gobierno, Simon y la Concesionaria Trasvase Olmos S.A., que no era otra cosa que la constructora Norberto Odebrecht, firmaron el contrato por el cual Lambayeque le entregaba en concesión por 20 años la construcción y posterior explotación del agua trasladada por el túnel.

Por la ejecución de la obra, que comprendía el túnel y la presa de embalse Limón de 43 metros de alto, Odebrecht solicitó ya no 112 millones sino 185 millones de dólares como costo total. De ese monto, el Estado aportó 77 millones de dólares no reembolsables y los otros 108 millones fueron aportados por créditos y bonos de Odebrecht pero avalados por el Estado peruano.  

El costo total de 185 millones dejó de ser el total. Según información que la misma empresa remitió a Cuarto Poder, después ascendió a 242 millones de dólares, o sea, 57 millones más.

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“Yo no quiero santificar los costos de la obra, pero hasta ahora no hay un estudio técnico que determine si esa obra le generó un perjuicio al Estado, o no, y ahora que vienen las investigaciones me parece muy bien que el Colegio de Ingenieros o cualquier perito puedan determinar si esa obra se produjo un perjuicio al Estado, o no”, indicó Javier Velásquez Quesquén

Sin embargo, eso no es todo lo que va a desembolsar el Estado peruano a favor de Odebrecht o de quien la reemplace como concesionaria. De acuerdo al contrato, de los 20 años de concesión, 4 son de construcción y 16 de operación y mantenimiento de la obra. Lo que el Estado debe pagar anualmente al concesionario es casi 28 millones de dólares que obtiene de la venta del agua en la parte baja del proyecto, es decir, la irrigación con el recurso trasvasado. Ese monto, multiplicado por los 16 años que restan de concesión nos da 448 millones de dólares a favor de Odebrecht, o de quien le compre el proyecto. Ello, sin contar con los 77 millones que el Estado aportó inicialmente y que debe devolver con intereses a la Corporación Andina de Fomento. El trasvase, en suma, le va a costar al Estado por lo menos 525 millones, en cifras muy conservadoras.

La perforación del túnel de trasvase culminó en diciembre del 2011, en un acto que encabezaron el entonces presidente Ollanta Humala y el mandamás de Odebrecht en el Perú, Jorge Barata. El ingeniero hidráulico Jorge Briones, formado en Rusia y Europa, fue uno de los pocos críticos del proyecto. Él advirtió problemas técnicos en la obra, en informes que hizo públicos en Lambayeque, pero a los que casi nadie hizo caso.

Para entonces, ya se había puesto en marcha el proyecto de irrigación que consiste en la construcción de una presa de embalse y de tres canales conductores del agua proveniente del túnel de trasvase para el riego de 38 mil hectáreas. La obra fue adjudicada de nuevo en concesión a la empresa H2Olmos, que no era otra cosa, otra vez, que Odebrecht.

El contrato se firmó en Palacio de Gobierno con Alan García en el 2010 por 222 millones de dólares y los trabajos se entregaron en noviembre del 2014. La obra terminó costando 580 millones de dólares, más del doble de lo pactado, que se pagaría con la venta de 38 mil hectáreas de tierras comunales y del Estado.

En el 2009, en plenos preparativos para la firma del contrato, las condiciones del mismo generaron un encontrón entre Yehude Simon y Javier Velásquez, por un lado, y Mercedes Aráoz, quien era ministra de Economía. Así lo recuerda ahora Aráoz.

Aráoz se ganó el repudio de Lambayeque pero la verdad es que logró mejores condiciones contractuales. El problema vino después, cuando el Estado subastó las 38 mil hectáreas del proyecto para pagar parte de la megaobra con el producto de la venta. Entre diciembre del 2011 y enero del 2012, pese a que las bases de la subasta establecían adquisiciones por no más de 5 mil hectáreas por comprador.

El grupo Gloria adquirió 15,600 mil hectáreas, y posteriormente la propia Odebrecht se hizo de 11 mil hectáreas. Lambayeque y Proinversión tuvieron que modificar las reglas iniciales, que prohibían que el concesionario comprara las tierras bajo su influencia. Con ello, sólo Gloria y Odebrecht controlaban el 70% de las tierras del proyecto y se aseguraban un rentable negocio agroexportador con técnica avanzada. Los pequeños y medianos agricultores no pudieron competir.

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Tal vez aún sea temprano para sacar conclusiones sobre el impacto socioeconómico del proyecto en Lambayeque, pero respecto de los montos que va a seguir pagar el Estado las investigaciones deben decirnos si Odebrecht no resultó en Olmos excesivamente favorecida. El monto por las fases de trasvase e irrigación supera con creces los mil millones de dólares.

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