Los momentos de tensión y angustia que vivieron las fuerzas del orden durante movilizaciones en Juli

Son las 11 de mañana, del sábado 4 de marzo. Imágenes muestran el terrible momento en que la comisaría de Juli en la región Puno es atacado. El video es registrado po uno de los efectivos de la policía que se encuentra desesperado mientras busca protegerse. Sin embargo, el ataque continúa, nada detiene a los atacantes. 

El agente se encuentra con el escudo roto tras recibir un piedrazo, recorre en medio de la lluvia de piedras, los escombros de lo que alguna vez fue su centro de trabajo. En medio del ataque, cada vez más violento uno de los agentes lanza un desesperado pedido, tuvieron que escapar para proteger sus vidas. 

Los policías lograron refugiarse en la improvisada base militar de Juli, instalada en el ex hotel de turistas de la ciudad. Hasta allí llegó un grupo de lugareños para exigir que les entreguen a los policías. 

El descontrol en Juli era total. Estas imágenes grabadas el mismo sábado 4 por la tarde muestran como una patrulla del ejército fue atacada con suma violencia. Los soldados huyen haciendo disparos al aire, pero no pueden evitar recibir toda clase de golpes, un agente cae, es arrastrado por la turba y masacrado en el piso.

La situación en Juli hizo que en Ilave, ubicado a 40 minutos en auto y 6 horas caminando, y donde existe un cuartel del Ejército, ese mismo sábado se tome una decisión.

Se dispuso que dos patrullas fueran enviadas a Juli para reforzar la presencia en Juli. Debían salir de madrugada para llegar caminando hasta Juli. En este mapa se puede ver el recorrido que debían tomar. Un primer escollo era como cruzar el río, ya que los dos puentes de salida están bloqueados por los pobladores. Aquí vemos los puentes, y aquí puede verse la zona por la que finalmente decidieron cruzar el río para avanzar hacia Juli. 

Justamente unas imágenes registradas muestran como las dos patrullas compuestas por veintiún soldados cada una y con el capitán Josué Frisancho a la cabeza, cruzan de noche el río Ilave en un punto donde el agua no supera los 40 centímetros de profundidad, llevan sus borceguís y pantalones en la mano. 

Son la 1.30 de la madrugada del domingo, la patrulla empezó su camino hacia Juli con el fin de reforzar la seguridad de los soldados y policías atacados el sábado, recorrieron un camino paralelo a la carretera panamericana para evitar los piquetes, llegan sin novedad hasta la localidad de Santiago. Están a sólo 11 kilómetros de Juli, pero no pueden seguir avanzando debido a la presencia de un grupo de pobladores le cierra el paso a la patrulla, quienes los obligan a retroceder y volver por donde vinieron.

El retorno desde Santiago lo hicieron por una ruta diferente, hasta llegar a orillas del río Ilave y decidir cruzarlo. Conforme las patrullas avanzan, las agresiones fueron en aumento y la situación alcanza momentos de gran tensión. En el camino de regreso, el teniente Alejandro Meza registró otro video cuando salían de una turba de manifestantes en el centro poblado Marcollo, ubicado cerca al centro poblado de Santiago.

Alejandro Meza, tiene veintiséis años, ingreso al ejército siguiendo el ejemplo de su abuelo. Tiene el grado de teniente y era el jefe de una de las patrullas y fue quien con la ayuda de su celular registro cada detalle del tenso recorrido de regreso. Señaló que no pudieron llegar porque en la comunidad pasando Pilcuyo, la población se percató de su presencia y empezaron a llamar a todos los comuneros para rodearlos y acorralarlos, por lo que no pudieron transitar libremente. Fue en ese momento que los comenzaron a atacar.

En el camino de regreso a Ilave, las patrullas eran seguidas en todo momento por enardecidos pobladores. Jose Jara, subteniente del ejército con apenas 1 año de servicio como oficial, era el segundo al mando de la primera patrulla liderada por el capitán Josué Frisancho. Incluso cuando pararon a descansar, no cesó el asedio. 

Luego siguió la caminata. Otro video muestra el desplazamiento de las patrullas momentos antes de llegar a orillas del río Ilave y decidir cruzarlo. Desde lo alto los pobladores hostigan a los militares. Detrás de ellos otro grupo de pobladores, muchos de ellos en motos, los hostilizan siguiéndolos muy de cerca. 

Al mediodía del domingo ambas patrullas llegaron hasta la zona conocida como el camal junto al río Ilave. Los pobladores seguían vigilándolos desde la altura de unas lomas cercanas, y estratégicamente les cerraban el paso. Ante esta situación, el teniendo Meza señaló que la patrulla en general tomó la decisión del instinto de supervivencia: cruzar el rio debido a que no tenían escapatoria.

Lo hicieron formando una cadena humana, pero en medio del trayecto, sobrevino la tragedia. Los soldados cruzaron, pero varios quedaron en el camino, comenzando a realizar labores para rescatar a los que aún no llegaban a la orilla. Se registraron imágenes de cómo un soldado pelea por su vida pero el agua lo tapa, otro es reanimado por un compañero pero parece que todo esfuerzo es inútil. La desesperación por salvar la vida de los militares se vivía en la otra orilla del río. 

Seis soldados cuyos sueños se extinguieron para siempre en medio de una lucha sin sentido que nos enfrenta como peruanos. La tensión continuó en medio del rescate. 

La Oficina de Inspectoría del Ejercito investiga a fondo lo ocurrido en Ilave, donde seis jóvenes soldados que buscaban una mejora en su futuro y el de sus familias ingresando al servicio militar voluntario hoy no están más.