El malestar ciudadano por la inseguridad paralizó Lima
La extorsión ha paralizado a la capital peruana, poniendo en jaque al transporte público, el comercio y podría hacer lo mismo con el Gobierno
Lima vive días de miedo y de tensión. La extorsión ha paralizado una ciudad capital, ha puesto en jaque al transporte público y al comercio. Y podría hacer lo mismo con el gobierno.
Polvos azules, las galerías de la avenida Grau y otras tiendas comerciales del centro, permanecieron completamente cerradas. No era un encierro obligatorio como sucedió con la pandemia, aunque lo parezca. Era más bien una medida radical a la dolencia delincuencial que el gobierno intenta minimizar.
Este no es un paro cualquiera. Hacía muchos años que de manera simultánea no paraban mercados, puestos ambulantes, bodegas, transporte público, combis y mototaxis… todos con un solo pedido: la lucha contra la extorsión y el crimen organizado, pedido que parece no encontrar eco.
Este jueves y viernes, en calles, avenidas y centros comerciales se respiraba el mismo temor y consigna. Se estima que las pérdidas mensualmente por estos delitos llegan a los 6 mil millones, según la Cámara de Comercio de Lima.
La realidad en la calle era sin embargo otra. La generalizada inseguridad ha llevado a días de movilizaciones de diversos gremios contra el ejecutivo y el legislativo.
El tiempo de las excusas se ha agotado para el gobierno. Solo en Puente Piedra, 6 mil negociantes paralizaron. Un día sin venta significa una pérdida de más de 2 millones de soles que se decidió sacrificar.
La delincuencia y las extorsiones han crecido tanto como lo han hecho el temor. Y ahora la indignación.