Las Fuerzas Armadas liberan las carreteras en Puno y abastecen a sus destacamentos que garantizan la libertad de tránsito
Las FF.AA. se esfuerzan para abastecer por aire a las comisarías y destacamentos militares desplegados para desbloquear las carreteras de Puno, una región aislada desde que empezaron las protestas contra el Gobierno
Frente a nosotros, uno de los bloqueos, justo en el puente de la carretera que une Puno y Moquegua. Otros bloqueos cerca al distrito de laraqueri, los manifestantes se han organizado para bloquear esa importante vía, clave para el comercio en el sur del Perú.
Son la 1 en punto de la tarde, Cuarto Poder llega al distrito de Laraqueri, ubicado al sur del Puno, un distrito clave porque está ubicado junto a la carretera que une Puno y Moquegua. Aquí está presente un destacamento militar de más de 130 hombres, se espera que llegue más de 50 policías para intentar desbloquear esta importante vía que actualmente tiene 7 piquetes.
Primera vez que llega un equipo periodístico a esta zona desde que se inició el paro en todo el sur de nuestro país. El Ejército empieza a tomar posiciones en la región Puno. El objetivo es desbloquear las carreteras, y para eso necesitan abastecer de forma permanente al destacamento apostado en la zona de Laraqueri.
Este destacamento militar de más de 130 hombres pernocta en una loma en las alturas de Laraqueri capital del distrito de Pichacani, al sur de la provincia de Puno. Hasta aquí llegaron esta semana por la carretera que viene desde Moquegua. Por ahora duermen en los camiones y cocinan sus alimentos en estas improvisadas cocinas al aire libre.
Desde enero de este año, el general de brigada Manuel Alarcón está a cargo de las operaciones militares en toda la provincia de Puno.
Mientras los militares esperan órdenes en las alturas de Laraqueri, nosotros llegamos a Juliaca. Lo que hace unos meses era el aeropuerto internacional, hoy luce así. La sala de espera y el counter de atención a los pasajeros, se ha transformado en un cuartel donde militares y policías se acomodan como pueden. Todo está bajo estricto control de las Fuerzas Armadas.
Pero lo que luce como un lugar de guerra, también es un espacio de emotivos reencuentros familiares.
También de esperanza para quienes quedaron atrapados en medio de la violencia y buscan abandonar la ciudad. Yovana Vera, maquilladora profesional, llegó el pasado 28 de diciembre a pasar año nuevo junto a su hija y sus dos nietos sin imaginar que debido al paro estaría en Puno un mes sin poder salir.
Desplazarse hasta la cabecera de la pista de aterrizaje es como llegar a una verdadera zona de guerra. Es el lugar donde el pasado 6 enero violentos enfrentamientos terminaron con la vida de 17 personas. Ahora todo luce en calma, pero caminar por el lugar da una idea del horror que se vivió ese día.
Gran parte del perímetro ha quedado derribado por completo y parte de los muros perimétricos muestran impresionantes agujeros. También puede verse vehículos destruidos después de quedar en medio del enfrentamiento.
Quienes tienen negocios frente al aeropuerto, también sufren las consecuencias de las protestas. Por la noche, Juliaca parece recuperar su normalidad. Logramos salir para hacer un recorrido por la ciudad. En esta avenida puede verse como los comercios están abiertos, la gente se moviliza y el transporte público opera con aparente normalidad.
Esta es la plaza de armas de Juliaca. La municipalidad está a oscuras, pero puede verse la destrucción de sus ventanas, la gente pasea por sus alrededores y los vehículos circulan sin problemas. Pero cuando nos alejamos del centro de la ciudad, los estragos de la violencia se hacen más visibles.
Este video fue grabado el pasado 23 de enero. Se observa como desde el aire un helicóptero del ejército deja provisiones a los policías de la comisaría del distrito de Yunguyo, cerca de la frontera con Bolivia.
Mientras nos acercábamos, nueva información llegó desde Andahuaylas. En ese mismo momento, un grupo de manifestantes se enfrentó con la policía. Apedrearon la comisaría y los efectivos respondieron con gases lacrimógenos.
El mayor López, junto a su tripulación, se encarga del apoyo aéreo en toda esta zona hace más de 13 días. Pero la violencia en la zona no siempre permite cumplir con la tarea encomendada.
Al igual que el mayor López, quien hace más de 14 días no ve a sus pequeños Fernando de 10 y Mauricio de 7 años, el mayor de la FAP Sergio Beltrán, piloto del avión C27-J SPARTAN, sabe también lo que es dejar a la familia para cumplir con el deber encomendado.
El mayor Beltrán está a cargo de los vuelos humanitarios que desde hace tres semanas han permitido que diversas personas y turistas varados por los bloqueos y cierre de los aeropuertos se trasladen a sus destinos.
Estos pilotos operan desde el aeropuerto de Juliaca, que hoy es el único punto de salida de la región Puno, mientras no se logre abrir los bloqueos que después de casi un mes han convertido a Puno en una región sitiada por los cuatro costados.