Expareja de Maldito Cris cambió de apariencia para evitar a la justicia peruana

Siempre la vimos con el brillo de sus cabellos en cada uno de sus videos. Pero la fotografía que hoy más parpadea, la que hoy revelamos, es de Wanda Del Valle Bermúdez, alias La Bebecita del Crimen.

Una fotografía revelaría su nueva apariencia con la que pretende despistar a las autoridades. Pasó del rubio estridente al oscuro que combina con la ropa que enmarca aún el luto, pero no podría ser de otra manera siempre con las joyas del derroche que el Maldito Cris le conseguía para tenerla siempre abrazada al borde del éxtasis.

Se descubre que sus intenciones no eran solo acabar con la vida del coronel Víctor Revoredo, jefe de la División de Homicidios, por quien ofreció miles de dólares. Su venganza va más allá de solo testimonios de los soldados de la muerte de los conocidos como Los Hijos de Dios.

Un revelador oficio de la policía permite descubrir que su saña por sed de sangre estaba en otro coronel de la Dirincri. De carácter muy urgente, altamente reservado, figura la disposición del comando con fecha 28 de julio del 2023.

Wanda Del Valle Bermúdez, alias Wanda ofrece también 40 mil dólares, para que atente contra la vida de los efectivos policiales que participaron en la intervención policial realizada el 16 de junio del 2023, donde cayó abatido Christopher Joseph Fuentes González, alias Maldito Cris.

La Bebecita del Crimen no perdonaría que la policía se haya enfrentado a sus más acérrimas cómplices de actos delictivos. La pasión maliciosa de cada video, de cada muestra de afecto, incluso, inmortalizando sus nombres en el sello de pertenencia.

Para esta joven, que luce el look de la desesperación con una sonrisa disimulada, evidencia que la policía está muy cerca de capturarla. Es su verdadera pose, pero le arrebataron no solo su mayor refugio, sino también la principal fuente de ingresos manchados por las balas que alias Fifo, o como lo llamaban Maldito Cris, nunca dejo de lanzar.

Imágenes exclusivas son de los detectives de la Divise dan cuenta de dónde estuvo todo ese tiempo escondido. En otro video, se le ve ingresar con una mujer de cabellos oscuros, las mismas características que la revisten en esta fotografía. Los planes de Fifo en mantener su estatus se cocinaban al interior de ese inmueble.

A su regreso al hospedaje se coordinó todo un despliegue donde fiel a su estilo, desenfundo un arma de las 4 que tenía en su canguro y se enfrentó a los agentes de secuestros.

Pero las miradas más esquivas que lo acompañaron hasta su muerte, que estaban bajo los efectos del alcohol y las drogas, fueron capturados. Tenían puestos los chalecos de la División que les hizo frente. Tiempo después, consiguieron, lastimosamente, su libertad.

Al poco tiempo de estos hechos, todos juraron venganza y perseguir a quienes pusieron fin a un reinado del mal. En el mismo documento contemplaban dicha intimidación para ponerle un freno. Ninguna facción podría más que la policía.

Se dispuso así que la Dirin y la Región Policial Lima, a través de sus órganos de inteligencia, maximizara la orientación de esfuerzo de búsqueda de información, en las redes sociales, Facebook, WhatsApp o Instagram. Con la finalidad de informar a las unidades policiales operativas las acciones a tomar, evitando acciones que resulten lesiones contra el personal policial.

El coronel Jorge Carpio de la Dirincri no podría estar más decidido a expresar no solo su trabajo, sino en no desfallecer en su lucha contra el crimen organizado.

Es la misma línea de trabajo que mantiene por años, y los resultados a los que hace referencia se ven reflejados en la liberación de personas que estuvieron en el cautiverio más cruel.

El último sábado 28 de octubre dieron con la guarida de Wanda, que era fríamente resguardada por la madre del Maldito Cris. Con celulares robados de aquellas víctimas del raqueteo.

Sus recuerdos hechos cenizas por un hijo que murió en su ley. Keyis González Astudillo está tras las rejas luego de recibir 6 meses de prisión preventiva.

Una tras otra con esta joven que corre de negro tocando las puertas que ya nadie quiere abrir, con un niño en brazos que solo sabe de armas que disparan sus más despreciables ejemplos.