Exmarino asesinado en asalto se preparaba para desfilar en la Parada Militar
Un exmarino que trabajaba de taxista fue asesinado durante un asalto en Los Olivos. El exmilitar se preparaba para desfilar en Fiestas Patrias
Era un marino de profesión, pero taxista de vocación. Un valeroso hombre que fue atacado en combate muchas veces, pero que encontró la muerte a manos de la delincuencia en Los Olivos, de la que, ni él con formación en armas, pudo escapar.
Hace seis meses había cumplido 50 años, el mismo día de año nuevo Luis Alberto Pedraza Zegarra celebraba un ciclo más de vida. Desde muy joven este padre de familia soñaba con vestir los galones de la Marina de Guerra, por lo que, a sus 18 años, así lo hizo, logrando efectuar uno de sus más grandes anhelos.
En estas Fiestas Patrias iba a volver a lucir el uniforme del que tan orgulloso estaba, pues iba a marchar en el batallón de infantes retirados. Luis Alberto era un apasionado de la pesca, por lo que cada vez que podía realizaba incursiones con sus amigos.
Cuando se retiró de la Marina se dedicó a taxear, dejó las armas para manejar un carro, un oficio al que se dedicó en alma y cuerpo por amor a sus hijos a quienes tenía que sacar adelante. Su esposa, ahora, se aferra a esos recuerdos del amor de su vida, del hombre con el que compartió más de 28 años, con el que tuvo 4 hijos y con el que era inmensamente feliz.
Este video es del día del terrible crimen, se observa el auto de la víctima, demora unos segundos en bajar. Al poco tiempo llega un carro negro del que bajan dos hombres, se acercan al lado del piloto e inmediatamente se escuchan dos disparos. A los 5 minutos otra cámara registra la huida de los asesinos.
Todas las personas que querían al llamado Luchito no podían creer que una persona con formación en armas, preparado en combate, haya sido acribillado de tal manera. En una mochila Luis Alberto guardaba con cariño cada uno de sus cosas personales de cuando sirvió a la Marina de Guerra, pertenencias que ahora, su esposa observa con desconsuelo, pero que antes veía con orgullo y felicidad.
En su promoción de la Marina lo conocen como el depredador, un valeroso infante que no dudaba en dar su vida por su patria una y otra vez. Por ello, sus amigos en su entierro le rindieron un sentido homenaje. Todo su batallón a una sola viva voz gritó su nombre como cuando antes salían a un enfrentamiento.
Entre su inmenso dolor, su familia saca las fuerzas para exigir justicia, por la muerte de un exmarino, que se convirtió en una víctima más de la cruel delincuencia que nos viene azotando día a día, en un país donde las autoridades poco o nada hacen para frenar este cáncer que viene enlutando tantos hogares