Las costosas oficinas de Sunafil que apenas cuentan con personal en sus instalaciones
La entidad dedicada a la fiscalización laboral paga millonarios alquileres en regiones a pesar de contar con pocos trabajadores, evidenciando un gasto injustificado en tiempos de austeridad
En pleno centro histórico de Trujillo, en medio de propiedades declaradas patrimonio en emergencia, una casona de 1000 m2 con un edificio de cuatro pisos en su interior guarda una historia de traspasos y mudanzas de una importante entidad del Estado. La Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral (SUNAFIL) ha rentado este lugar por cerca de un millón de soles para que trabajen solo 72 personas.
Lo mismo ocurre en Ayacucho. La SUNAFIL acaba de estrenar otro flamante edificio de cuatro pisos con acabados a medida cuyo arrendamiento y acondicionamiento le cuesta al Estado 1 millón 616 mil soles. Es decir, se paga 20 mil soles mensuales por un local institucional de casi 900 m2 donde apenas trabajan 29 personas.
El pasado viernes 12 de mayo se develaba una historia en la SUNAFIL. En medio de una investigación por hostigamiento sexual, el exsuperintendente Víctor Loyola era el centro de atención y de aplausos de los invitados y la alta dirección de la entidad. Le agradecían por haber hecho realidad el sueño de un local más grande y con mejores condiciones de trabajo.
Aquella vez, Loyola no era un invitado cualquiera. El exsuperintendente de la SUNAFIL se desempeñaba como supervisor en el nuevo local de la entidad, que se ubica a unos pasos de la plaza de armas, una zona altamente cotizada en Trujillo.
En el tercer piso de esta casona de 1000 m2, Loyola comparte oficina con otra supervisora de la SUNAFIL. Están muy cerca del despacho de Enrique Aliaga quien fue nombrado intendente de La Libertad cuando Loyola en Lima era la máxima autoridad.
Se podría decir que Loyola y Aliaga son un solo puño en la Intendencia Regional de Trujillo.
Nuevos aires parecen soplar a favor de los actuales inquilinos de este lugar. Por años ocuparon este local de 250 m2 en urbanización Las Quintanas, pero en 2022 decidieron ir en busca de una nueva sede para 70 trabajadores en promedio. La orden de Lima era encontrar una sede que se ajuste a las necesidades de la oficina regional. Al cabo de unos meses, en febrero de este año, un arquitecto enviado de la sede central encontró esta cotizada casona que parecía iba a ser un hotel. Sin tiempo que perder, firmaron un contrato de servicio de arrendamiento con Carmen Silva Otero de Ayala, dueña del local. El monto que se pagó fue 962 mil nuevos soles, casi un millón de soles, por un periodo de tres años de alquiler.
Pero ahí no quedó todo. La SUNAFIL también contrató diversos servicios de acondicionamiento del inmueble antes de ocuparlo. La forma parecer ser algo inusual. La administración central en Lima giró ocho ordenes de servicio por un monto total de 266 mil soles más. En medio de todo, la empresa con mayor suerte fue Q & P Proveedor de Soluciones Eficientes y Desarrollo SAC, cuya dirección figura en el asentamiento humano Enrique Milla Ochoa, Los Olivos.
Desde Lima, “Q & P” realizó seis de los ocho servicios de acondicionamiento entre ellos, instalaciones sanitarias y accesorios por 23 mil 729 soles, pintado de las instalaciones por 38 mil 999 soles e instalación de puertas, ventanas y mamparas por 38 mil 350 soles.
En un nuevo barrio y a unos pasos de la plaza de armas de Trujillo, el intendente Enrique Aliaga firmó el acta de conformidad del nuevo local, en abril pasado. El espacio es cuatro veces más grande y caro que el anterior, aunque el personal solo aumentó de 59 a 72 personas.
Pero el gusto por ocupar edificios de cuatro pisos no solo está en Trujillo. San Juan Bautista es uno de los quince distritos de Huamanga en Ayacucho. En 2022, un arquitecto contratado por la sede central de SUNAFIL recorría estas mismas calles en busca de un local más grande para funcionar. Una vez más, la entidad estaba dispuesta a pagar una millonaria suma de dinero por el alquiler de un nuevo inmueble.
Pero la elección de la nueva sede institucional recién llegaría en 2023 con Felipe Noblecilla Pascual en la gerencia general de la SUNAFIL. En febrero pasado se suscribió un contrato por 1 millón 616 mil soles por el servicio de alquiler y acondicionamiento de este edificio de cuatro pisos y 895 m2. Al fin tenían sede nueva para la oficina regional de Ayacucho, aunque en este lugar apenas trabajan veintinueve personas, incluido el propio intendente.
Enrique Prado Prado es el intendente de la Sunafil en Ayacucho. En marzo pasado se mudó a este nuevo local, cinco veces más grande y caro que el anterior. Dejaba uno cuyo alquiler costaba 4 mil soles para rentar otro de 20 mil soles mensuales con espacios tan amplios que actualmente luce semi vacío.
El miércoles 7 de junio, día laborable para todos, la SUNAFIL abrió sus puertas al público. Uno a uno fue llegando cada trabajador a la nueva y reluciente sede de Ayacucho que parece ser una de las sedes más grandes y, a la vez, con menos personal de todo el país. Entre las 8 y 9 de la mañana, hora de control de asistencia, apenas llegaron 20 trabajadores entre ellos inspectores, supervisores, asistentes legales y personal administrativo. Por dentro, varios de los ambientes todavía lucen desocupados o simplemente cerrados. En estos módulos de atención al usuario no hay ni atención ni mucho menos usuarios. La atención se brinda en una sola ventanilla por falta de personal.
En cada piso hay oficinas y áreas comunes con escritorios y mobiliarios vacíos. La sala de reuniones todavía permanece cerrada. El personal ha ido ocupando estos ambientes que antes fueron acondicionados por la empresa Z&T Ingeniería Integral SAC, cuya sede está muy lejos de Huamanga, Ayacucho.
Su sede está en Lima, en la MZ E, Lote 12, asociación San Carlos, Santa Anita. Desde aquí el representante de la empresa Iván Cruz, formó un consorcio con el dueño del local de Ayacucho, Alfredo Prado de la Cruz, y juntos en diciembre del año pasado ganaron la buena pro para alquilar y acondicionar el inmueble. Según los documentos, se hicieron diversos trabajos como paredes de drywall y vidrio templado, pintura, tarrajeo, cableado eléctrico y señalización. Arreglos que costaron cerca de 650 mil soles que se suman a los 720 mil soles por 3 años de alquiler.
La actual administración del gerente general Felipe Noblecilla, dio el visto bueno a un contrato que los obligaba a pagarlo en una sola armada y por adelantado, luego de la firma del acta de conformidad.
Según Norma Ruiz, jefa de abastecimiento de SUNAFIL, todo está justificado por las necesidades de las oficinas regionales.
Pero espacio es lo que en verdad sobra en los dos edificios alquilados en Trujillo y Ayacucho, por los que se paga altas sumas de dinero como si en SUNAFIL lo que realmente sobrara no es sólo el espacio, sino también la plata.