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24.11.2024

Caso Sheyla Cóndor: Familia exige justicia tras feminicidio

Foto y video: América Noticias

A una semana del crimen de la joven Sheyla Cóndor, su familia exige respuestas a la Policía. En tanto, se conocieron nuevos detalles de este feminicidio

Sheyla Cóndor había sido descuartizada por un sujeto que acababa de conocer, un hombre con una mente criminal y desquiciada, un policía en actividad llamado Darwin Condori Antezana, quien la invitó a su departamento, donde intentó abusar de ella, y la atacó hasta matarla para luego seccionar su cadáver en 35 partes.

Lo más espeluznante es que guardó sus restos en una maleta, para luego seguir con sus actividades cotidianas. Durmió con el cadáver de la joven durante 3 días. Había una orden de captura en su contra y estuvo con paradero desconocido, pero terminó quitándose la vida. Un espeluznante crimen que conmocionó a toda la población, dejando a una familia desconsolada que solo exige justicia.

¿QUIÉN ERA SHEYLA CÓNDOR?

Sheyla Mayumi Cóndor Torres era una joven de 26 años, natural del distrito de Huasahuasi en Tarma. Llegó a Lima a los 16 buscando un mejor futuro para ella y su familia. Estudio secretariado y empezó a trabajar en el restaurante de su tía.

Con gran esfuerzo compró un departamento en Huachipa. Se había independizado, dejando la casa de su tía. Prefería los viajes antes que las fiestas de cumpleaños, pero esa paz en la que vivía se ensombreció al conocer a Darwin Condori Antezana, un suboficial de tercera quien trabajaba en el grupo terna del escuadrón verde. Una semana antes se contactaron por las redes sociales, y quedaron en encontrarse.

El 13 de noviembre salió del sepelio de un familiar en Huachipa y luego se dirigió a su cita. Estas cámaras de seguridad registraron todo su recorrido hacia el cuarto del terror. Aquí aparece al lado de quien horas después se convertiría en su depredador, el hombre que le quitaría la vida con extrema crueldad. Ingresan al condominio de Comas a las 5 de la tarde; él carga a su perrito para generar confianza.

Su familia vivió un tortuoso calvario al intentar hacer la denuncia por su desaparición. Señalan que los agentes dijeron que Sheyla vivía en Santa Anita y no en Comas, por ello debían hacerlo en su jurisdicción. Incluso acusan que un policía llamó a Darwin y le indicó que tenía que irse porque lo estaban buscando.

Teniendo la dirección de donde Sheyla se había dirigido, doña Elsa suplicó a la policía para ir a buscarla. Además, los vecinos de aquel condominio alertaron sobre fuertes olores que desprendían del departamento de Darwin Condori. Al ingresar, la escena era de terror; debajo de la cama se encontró una maleta donde estaban los restos cercenados de Sheyla, y en el baño había una bolsa con otras partes más.

Este hombre había descuartizado a la joven con dos cuchillos que se encontraron en su dormitorio y luego siguió con sus actividades cotidianas, como si nada hubiese pasado. Aquel día, la policía logró intervenir en el departamento a 6 personas, 5 hombres y una mujer; dos de ellos decían ser inquilinos. Entre ellos había estudiantes de la marina, pero no estaba Darwin. Finalmente, todos fueron liberados al no hallarse prueba que los vincule al hecho. 

Su familia llevó el cadáver al distrito de Huasahuasi en su natal Tarma para darle el último adiós; así la despedían con una banda de música en medio del llanto y dolor de toda su familia.

Mientras enterraban a Sheyla, sus familiares se enteraron de que Darwin Condori se había suicidado. Se sabe que, tras existir una orden de captura en su contra, éste se refugió en un hostal de San Juan de Lurigancho. Según el registro del hotel, ingresó el 16 de noviembre a las 12 y 13 de la tarde dando un nombre falso. Horas antes de que la policía intervenga su departamento.

En las imágenes se le ve a las once y 53 de la noche del mismo día. Camina tranquilamente por esta calle, lleva capucha, un morral y bolsas en la mano, al parecer de comida, e ingresa al hostal.

Al día siguiente de haberse alojado en el hostal, Darwin sacó una nueva línea telefónica con la intención de no ser ubicado a través de la geolocalización, pero la policía no le perdía el rastro. La madrugada del domingo estaba allí mirando por la ventana, cuando de repente aparecieron unos policías, pues se venía haciendo un operativo para ubicarlo; la señal de su teléfono llevó a los agentes a esta zona. Ingresaron al hostal y a los segundos se retiraron sin percatarse de que Darwin estaba allí.

Y la mañana del martes se encontró el cadáver de Cóndori en la habitación 303 de este hostal; al parecer se había suicidado colgándose del RAG del televisor.

Los agentes lo llevaron a la clínica y los médicos simplemente confirmaron su deceso. Este traslado generó polémica por la forma en que los agentes contaminaron la escena, pues él estaba sin vida y solo debían esperar a los peritos.

Se habló de suicidio y se pensó también que alguien le habría quitado la vida. Según la necropsia, falleció por asfixia mecánica por ahorcamiento.

El coronel Ricardo Espinoza, jefe de la división de homicidios de la dirigencia, señala que Darwin iba a trasladar los restos de Sheyla en un vehículo que había alquilado a otro policía del grupo terna el 14 de noviembre, y luego los iba a quemar. Tenía todo planeado al milímetro, por ello había puesto una denuncia policial por el robo del vehículo, prometiéndole al propietario que se lo pagaría en partes, y como garantía le dejó su arma de fuego.

El caso de Sheyla Cóndor movió a toda una institución. La fiscalía abrió investigación preliminar por el delito de omisión de actos funcionales contra el comandante y otros efectivos policiales de la comisaria de Santa Luzmila que se habrían negado a recibir la denuncia por la desaparición de Sheyla. Asimismo, intervinieron esta comisaria y la de Santa Anita.

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