Arequipa: El perfil psicológico del acusado de asesinar a dos trabajadoras sexuales
Domingo al Día accedió a las cámaras de videovigilancia que captaron los movimientos de Kevin Pacsi Huarcaya, quien fue detenido por estar involucrado en ambos crímenes que remecieron Arequipa
Dos mujeres y dos historias cuyos caminos se entrelazaron en un macabro crimen en Arequipa. Asesinadas por un mismo verdugo, un homicida serial, que mataba cruelmente a guapas jóvenes que ejercían el meretricio.
Secuestraba a esbeltas trabajadoras sexuales que seducían con sus dulces palabras y sus miradas cautivadoras. Escogía, bien a sus blancos, a mujeres que cumplían con su requerimiento enfermizo.
La primera de sus víctimas, fue Yurmari Nayeri Capote Cordero, una adolescente, de contextura delgada y cabello ensortijado, una menor de edad, que no aparentaba tener 17 años, y que no se descarta, que haya sido traída con engaños para ejercer el meretricio.
Mientras que esta, otra, jovencita de ojos verdes, cabellera lacia y risueña, era Algledys Paola Arguello Maldonado, ella fue, la segunda de las víctimas, una trabajadora sexual que, detrás de su oficio nocturno, ocultaba a una madre de familia.
Ese terrible día, Algledys se encontraba parada en una esquina, una cámara de seguridad, la captó subiendo a un auto negro, el mismo que, según la policía, la condujo directo a la muerte. Todo indicaría que ambos asesinatos guardarían relación entre ellos. Y es que, hoy, una misma escena del crimen, habla por sí sola, haciendo que las miradas giren entorno a un joven de 29 años, quién sería el presunto homicida serial.
Detrás de las sombras y abordo de un vehículo, Kevin Pacsi Huarcaya, merodeaba la zona. Una hora antes, que se llevará a la última joven, su coche fue visto por las inmediaciones. El 28 de diciembre del año pasado, también, subió a Yurmari, a su auto, en imágenes de cámaras de vigilancia se ve su modo de operar.
Pero, fue tras el asesinato de Algledys Paola Arguello, que el criminal se vio al descubierto. Ahora, se sabe que, antes de ser asesinada, la joven de 20 años envió su ubicación a su pareja, la geolocalización determinó que su última parada fue cerca de una carretera, lugar, por donde habría pasado el auto negro. Después, de eso, nunca más se supo de ella.
Las marcas en los cuerpos de ambas mujeres, develaron la brutalidad de su homicida. Las dos, fueron violentadas, asfixiadas y estranguladas, aún no se determina, si el asesino en serie habría utilizado una correa o el cinturón del vehículo para acabar con sus vidas.
Ambas llevaban en sus cuerpos figuras trazadas con tinta indeleble, tatuajes que, en un inicio, permitieron a la policía de Arequipa, identificarlas. Una de ellas tenía un corazón en la muñeca izquierda, mientras la otra, 11 dibujos que se convirtieron en su marca para ser reconocida.
Fue gracias a las habilidades de los agentes de Homicidios que se logró establecer el vehículo que este sujeto había utilizado para cometer los macabros crímenes. Un auto al que se le realizaron tres pruebas para determinar si dentro habrían estado las víctimas.
Este personaje sombrío trataba de aparentar ser un joven inofensivo, tímido, manteniendo un perfil bajo ante la sociedad, pero, detrás de ese comportamiento se escondía su verdadera personalidad que, según las autoridades, sería la de un asesino serial.
Tras un arduo trabajo de la Divincri de Arequipa se logró capturar al presunto responsable que andaba por la ciudad, como si nada, paseando por los mismos lugares, donde paraban sus víctimas, cuando aún estaban con vida.
Las mujeres que secuestraba, este presunto asesino, cumplían un mismo requisito, edades comprendidas entre los 15 y 25 años, trabajadoras sexuales, recién llegadas a las llamadas plazas y extranjeras. Pero, es el modo de ejecutar sus homicidios, que lo han catalogado como un asesino en serie, ya que las atacó mortalmente de la misma forma, entre las mismas horas y arrojaba su cuerpo en el lugar exacto.