Santa Anita: Exigen justicia por crimen de sereno
El ataque mortal a un sereno de Santa Anita desató una ola de preocupación en el distrito por los índices de delincuencia registrados en los últimos días. Familiares y compañeros de Vicente Quispe piden la captura de los responsables del crimen
Los dueños del hampa parecen haber tomado las calles en Santa Anita, pues esta semana un sereno del distrito que prestaba servicio de seguridad en su día de descanso, fue asesinado por unos delincuentes, irrumpieron armados para robar a una fiesta de promoción de niños de inicial. La víctima llevaba más de diez años trabajando en el serenazgo.
Luchó hasta el último aliento de vida tras ser baleado por unos delincuentes. El sereno de Santa Anita, Vicente Quispe Cumba, hizo honor al apodo de “Apache” con el que lo llamaban sus amigos más íntimos en el serenazgo de Santa Anita, por su afán y valentía para enfrentar el crimen. Esa ola criminal que hoy azota su distrito fue la que el último jueves la arrebató la vida al sereno de 55 años, cuando trabajaba en su día de descanso brindando seguridad en un local de eventos.
Un nuevo hecho de sangre que parecía quedar impune, pero que la policía consiguió la captura de uno de los presuntos responsables que, según las imágenes de videos de seguridad, habría participado en el asesinato.
Cercado por una cinta de seguridad policial, así se apagó la algarabía en el local de la fiesta de promoción de unos niños de inicial en Santa Anita, donde pasada las 6 de la tarde, dos sujetos armados, luego de asaltar a los asistentes, dispararon a quemarropa contra el sereno Vicente Quispe Cumba, quien se recurseaba en su día de descanso.
Aún herido, y postrado en la vereda, fue atendido por sus compañeros del serenazgo, como Sayra Contreras que llegó hasta la cuadra 7 de la avenida Ferrocarril, donde lo dejaron abandonado los asaltantes que huyeron a bordo de una mototaxi la cual fue registrada por unas cámaras.
Sayra Contreras junto a otros colegas fueron testigos de la agonía de Vicente Quispe o Apache camino al hospital Hipólito Unanue, donde falleció producto del ataque. Aún conmocionado por lo vivido, Sayra recuerda con tristeza las virtudes de Vicente, quien llevaban más de 10 años trabajando como sereno en Santa Anita.
Ese ímpetu por defender a los indefensos, le habría jugado una mala pasada a Apache quien no dudó en enfrentarse a los delincuentes armados. Con el registro de la mototaxi, esa noche toda la policía se movilizó en Santa Anita y alrededores revisando diferentes cámaras, por lo cual a las horas se logró intervenir un vehículo menor con las mismas características y tres ocupantes. La indignación por lo ocurrido no se hizo esperar, entre los presuntos responsables de la víctima contra este ciudadano venezolano.
Esposado, José Gregorio Hernández Castro de 20 años. El sospechoso fue trasladado al Depincri de Santa Anita - Ate para iniciar las investigaciones y determinar su responsabilidad en el crimen del sereno Vicente.
Con el rostro compungido tras su repentina pérdida, amigos de Vicente Quispe Cumba, izaron la bandera peruana a media asta y le ofrecieron un homenaje póstumo en el municipio. Hasta su casa en Santa Anita donde fue velada la víctima, rodeado por una guardia de honor de serenos, llegaron familiares, amigos y conocidos del apache
Vicente Quispe era conocido, dicen sus allegados, por ser hospedador y un excelente cocinero de caja china. Una imagen grabada por una de las cámaras de seguridad registró el momento en que los presuntos autores materiales de la mototaxi coordinaban el asalto con unos sujetos en motocicleta, los mismos que fueron captados por la av. Ferrocarril yendo a robar uno al lado del otro.
Esta prueba, habría determinado la responsabilidad como cómplice del venezolano Juan Gregorio Hernández Castro de 20, intervenido la noche del crimen por agentes del Depincri de Santa Anita - Ate. Frente a esa evidencia, el sujeto extranjero quedó detenido como principal sospechoso de la muerte del sereno Vicente Quispe de 55 años.
Mientras, los amigos de Vicente Quispe, gritan su nombre y afirman sus recuerdos, piden justicia y castigo para los criminales que apagaron la luz de un gran ser humano. Tras el crimen cometido contra el patriarca de los Quispe, su familia prefirió guardar silencio, y darse consuelo unos a otros, mientras esperan la captura de los autores intelectuales que planificaron el asalto y que hoy caminan libres por las calles, sin ningún remordimiento de culpa.