San Martín de Porres: nuevos videos esclarecen doble crimen de peruano y venezolano
Un seguimiento policial hecho días antes ha sido clave para dar con mayores pistas y cerrar el círculo en este caso
Nuevas imágenes de las cámaras de seguridad con personajes que habían pasado desapercibidos en el doble crimen de San Martín de Porres van cerrando el círculo de la investigación.
Cuarto Poder presentó videos exclusivos del seguimiento a comercializadores de droga en el distrito que están involucrados en el crimen.
Se trata de videos de las adyacencias del hotel Señor de Sipán en el que se ve a los vendedores, días antes, merodeando la zona.
Los mismos terminaron participando del crimen de Jafet Torrico y Rubén Matamoros.
Las mafias de droga que se movían en la cuadra del hotel en SMP aparecieron durante el traslado de los restos al exterminal de Fiori.
Dos semanas antes del crimen, las autoridades del distrito ya le seguían los pasos a los comercializadores de droga en la avenida Tomás Valle.
El 27 de agosto se ve conversando a dos amigos por la noche, un hombre de casaca roja, azul y blanca usó la misma ropa que uno de los asesinos.
Angelbert Díaz Colina, de 19 años, es conocido en el mundo del hampa como 'Tarra'.
El detenido Abraham Perozo, ciudadano venezolano, ha confesado que a ambos los mataron por un tema de drogas. Este aparecía conversando con Díaz en esas imágenes.
Un tercer sujeto, de polo plomo y gorra, aparece en escena. Es otro de los que trasladó los restos del peruano y el venezolano.
En esa misma imagen se ve a Tarra, a Guasón junto a Torrico y Matamoros, las víctimas. Todos se conocían.
La PNP con la Municipalidad planearon un operativo a días del doble crimen, sin embargo cuando ocurrió la batida ninguno de los microcomercializadores estaba.
Quizás un soplo, pero la mafia continuaba ahí. El Guasón apareció nuevamente en muletas, el distractor que usaba para hacer la venta de droga.
El plan del asesinato inició la noche del sábado 7 de septiembre. En una esquina se ve a Tarra, a Guasón y a las dos víctimas después de las 11 de la noche.
Jafet y Rubén entran al hotel Señor de Sipán. Ellos no van solos, delante va un sujeto de polera ploma, quien saca un arma, la rastrilla.
La Policía sospecha que se trate de "Marcelo", señalado por Guasón como el que ordenó la muerte y descuartizamiento de los sujetos.
"Marcelo fue el que me contrató para trasladar los cuerpos, fue por la droga", confesó Perozo.
Torrico sale del hotel en la madrugada, fue a comprar cerveza y volvió a ingresar. Es la última vez que se les ve con vida. Todos los implicados suben al quinto piso.
Cerca de las 3 de la mañana del 8 de septiembre se ve a un sujeto ingresar al hospedaje con una pistola. Otros hombres lo secundan. Suben las escaleras e ingresan a recepción.
Durante toda la mañana del 8 de septiembre no hubo movimiento en el hospedaje.
Sobre las 3:35 de la tarde ingresa "Marcelo" con un short y casaca ploma. Lleva en su mano una bolsa de rafia, la misma donde se hallaron las extremidades del peruano y venezolano en el exterminal de Fiori.
Se pensaba que el traslado de los restos fue de madrugada, pero nuevos videos permiten saber que quienes organizaron el envío de bolsas fueron un grupo de mujeres.
A las 10:13 de la noche del 8 de este mes, Michael y Bárbara empiezan a bajar las bolsas de rafia. Quien baja el paquete más pesado es 'Tarra'.
Ya pasada la media noche, Michael habla con el cuartelero, mientras que sus amigos llegan en un taxi. 'Tarra', 'Guasón', 'Machelo' y 'Cheo' bajan las bolsas de rafia.
Luego de que dejan las bolsas, estos involucrados vuelven al hotel a dormir. Por la mañana, mientras se conocía la noticia, los sujetos seguían en el hotel.
Recién después de la 1 de la tarde salen con sus mochilas. El asesino continuaba ahí. Un equipo de prensa llegó a la puerta del hospedaje, el criminal abrió la puerta y se fue sin levantar sospechas.
El círculo se va cerrando. Los videos han permitido identificar a los miembros de la banda dedicada a la venta de drogas que arreglan sus líos con muerte. Las pistas que dejaron los asesinos fueron claves.
Suena trillado pero es real: no hay crimen perfecto.
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