En el corazón del distrito de Pueblo Libre, la Plaza de los Libertadores se convierte en un epicentro de la cultura y la gastronomía local.
Esta vez, nos adentramos en la fascinante oferta culinaria que ofrece la antigua Taberna Queirolo, un lugar que ha visto cumplir el sueño de Carlos Jean Brony, quien hace diez años visitó por primera vez el restaurante con su familia, deseando regresar como chef.
Hoy, con veinte años de experiencia en la cocina, Carlos nos deleita con su especialidad: el lomo saltado.
El proceso de preparación de este plato es un espectáculo en sí mismo. Comienza con el sellado de 120 gramos de carne, a lo que sigue la adición de cebolla y ají amarillo, mezclado con salsa de soya y vinagre para elevar el sabor.
También añade un toque de caldo de res, lo que potencia aún más el gusto de la carne. Este lomo saltado se ha convertido en un emblema de la taberna, especialmente por su jugo cremoso y consistente.
Para aquellos que buscan algo reconfortante en estos días fríos, el menú de Queirolo también ofrece un sándwich de carne mechada remojado en sopa criolla.
Este platillo, preparado con carne de punta de pecho, cebollitas y zarza criolla, es perfecto para combatir las bajas temperaturas. Y si de sopas se trata, la taberna presenta su popular caldo de choros, ideal para levantar el ánimo durante el invierno.
Diversidad gastronómica
La diversidad gastronómica en Pueblo Libre no se detiene ahí. Desde la cocina japonesa de Enric Clair, quien a sus 22 años ha perfeccionado técnicas como el yaqui meshi, hasta las parrillas y el tradicional pollo a la brasa de la familia Abragán, que celebra 50 años en el rubro, la oferta es tan variada como deliciosa.
No cabe duda de que Pueblo Libre es un destino perfecto para los amantes de la buena comida. Ya sea que prefiera sabores criollos, japoneses o las clásicas parrillas, aquí encontrará opciones para todos los gustos.
