Hoy:

    Lleva 20 años en cárcel por violación y revelan que es inocente

    Un hombre que pasó 20 años de su vida en la cárcel pide su liberación tras descubrirse que era inocente del delito de violación. Su hijastra contó la verdad a la justicia y una prueba de ADN corrobora la versión

    Foto y video: América Noticias

    Fabin, bocanegra, lleva preso 20 años por un delito que no cometió. Él fue condenado por violación contra su hijastra de 12 años, quien quedó embarazada. Tras varios años, la ahora madre confesó que la persona que abusó de ella sexualmente no fue su padrastro Fabin, sino su cuñado, el esposo de su hermana mayor.

    Pese a esta revelación y las pruebas de ADN del hijo de la víctima con las que se comprueba que Fabin no es el padre, la justicia no lo escucha y continúa pagando una condena injusta. Don Fabián Bocanegra lleva dos décadas en la prisión; un muro de injusticia lo separa de su familia. Está privado de su libertad no por algo que cometió, si no por las mentiras de su familia política.

    Hoy en día, para don Fabin, cada día es igual al anterior; su alma está hecha escombros, ya perdió la cuenta de los años que pasó o seguirá padeciendo tras las rejas. Ha sido privado de todos los momentos importantes en la vida de su hijo, que lleva su nombre. Tiene 20 años y no ha conocido a su progenitor en otro lugar que no sea la prisión de Trujillo. Hoy tiene la esperanza de pasar Navidad con su papá en libertad.

    Don Fabián Bocanegra era fabricante de ladrillos, padre de cuatro hijos. Enviudó a los 40 años y se volvió a enamorar. Esa mujer tenía dos hijas. La mayor lo habría llevado a él y a su pequeña hermana a un infierno. Fabián fue condenado a 30 años de cárcel por el delito de violación contra su hijastra de 12 años, quien salió embarazada y, pese a que la víctima luego se retractó en su versión y acusó a la persona que realmente abusó de ella, la justicia no ha llegado para ninguno de los dos.

    Cuando empiezan los cuestionamientos de quien era el padre del bebé que la pequeña llevaba en su vientre, la hermana mayor, Doralisa Fernández Coronel, lo acusa de violación contra la menor, para supuestamente proteger al verdadero violador, quien sería su esposo.

    Tras la detención y condena del señor Fabin, la niña no soportó más y señaló a su cuñado como el autor de la pesadilla que vivía. Inmediatamente fueron a declararlo ante la Fiscalía, pero fue en vano.

    Aseguró que mintió porque Wilson América y Leonardo Gamboa la amenazaron de muerte. Pese a que todo apuntaba a la inocencia de Fabin, la justicia no los quiso oir, ni mucho menos investigar a fondo. Tras 20 años, le hicieron un examen de ADN al hijo de la víctima de violación, y con eso don Fabin ratifica su inocencia.

    A esto se suma la expareja de Fabin y madre de la pequeña que fue violentada sexualmente. Ella no tiene idea del paradero de su hija mayor Doralisa Fernández ni Wilson América ni Leonardo Gamboa, pues se fugaron antes de que la menor confiese. Don Fabin no pide ninguna reparación civil a sus 74 años; lo único que desea es salir libre para compartir con sus hijos.

    Dentro de prisión, Fabin se ha aferrado a Dios; confía en que un día podrá estar nuevamente en libertad; por el momento hace canastas de mimbre para que su familia las venda, así ha tratado de que no les falte nada en todos estos años de ausencia.

    Su hijo, que anhela celebrar un cumpleaños junto a su papá, quiere tenerlo en casa. Aunque la voz de Fabin trasmite un destello de esperanza, pues espera el día de que la verdad salga a la luz y pueda volver a la vida que le arrebató.