Incendio en Las Malvinas: habla Coico, quien encerró a las víctimas
Este hombre cayó en contradicciones sobre sus ingresos ante las autoridades que lo investigan por irregularidades
El humo parece disiparse en torno a lo que ocurrió en la galería Nicolini, donde dos jóvenes perdieron la vida en medio del incendio de hace unas semanas. Si bien aún no se sabe con precisión qué fue lo que provocó el siniestro, las cosas parecen estar ya muy claras en lo que respecta a la responsabilidad de Jonny Coico y Vilma Zeña. Ellos son los sujetos que arrendaban este almacén en el último piso de la galería, y en donde los jóvenes Jorge Luis Huamán y Jovi Herrera encontraron la muerte mientras trabajaban en condiciones infrahumanas para ellos: falsificando marcas de fluorescentes.
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Ayer por la tarde, Jonny Coico volvió a la galería para una diligencia que estuvo a cargo de la Fiscalía especializada en delito de trata de personas y de la dirección contra la trata de personas de la Policía. Todo esto, luego de que Coico fuera por fin detenido a mediados de semana. Lucía así, con chaleco antibalas, con un caso para proteger la cabeza y con marrocas. La inexpresividad de su cara parecía decir mucho más de lo que él intentaba ocultar
Coico no fue el único implicado en este caso que llegó el sábado a la galería Nicolini. Por la mañana, tres jovencitos que habían trabajado para Coico en las mismas condiciones que Huamán y Herrera llegaron en calidad de agraviados y testigos del Ministerio de Justicia, que ha asumido la defensa de las familias de los fallecidos.
Estos tres chicos lucían pelucas, lentes negros y barbas postizas para proteger su identidad, pero sus voces no engañaban a nadie. Se trataba de menores de edad que explicaban sin miedo ni vacilación las condiciones en que trabajan para Coico y Zeña, en dos containers. Uno donde murieron los jóvenes y otro ubicado en otra zona del quinto nivel. A pesar de que uno de ellos parece quebrarse, continúan con la explicación.
Junto a la policía y los fiscales, los muchachos suben hasta los niveles superiores de la galería, pasando por lugares que son fiel testimonio de la brutalidad del incendio. Llegan hasta el quinto nivel donde se encuentra el almacén que Coico y Zeña arrendaban y donde Jorge Luis Huamán y Jovi Herrera perdieron la vida. Uno de ellos, cuenta con claridad cuál era la labor que cumplían en estos espacios de apenas 2 metros de ancho por 6 y medio de largo.
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El testimonio de estos jóvenes es gravitante para la investigación. Ellos sostienen haber trabajado para Coico y su mujer falsificando marcas de fluorescentes. Coico compraba fluorescentes chinos de la marca DURATEL, estos jóvenes borraban esta marca y le colocaban el logo de la reconocida marca Phillips. Un negocio ilícito que les salía redondo a estos sujetos. Algo que Coico negó con bastante cinismo cuando llegó escoltado por un grueso contingente policial en horas de la tarde.
Coico fue llevado a distintos ambientes de la galería. Visitaron el stand que él tenía en el primer nivel y donde vendía los fluorescentes bambas. Subieron hasta el quinto piso donde se encuentran los dos containers que arrendaba. Empezó a negarlo todo. Cuando llegaron al container de la muerte, dijo esto respecto a la actividad que realizaban los jóvenes que contrataba.
Luego de eso Coico hace una revelación que retrata el grado de inseguridad en el que trabajaban los jóvenes. El container donde fueron encontrados Huamán y Herrera no tenía escalera. Dependían de una escalera móvil que no siempre se encontraba en esa zona. Es decir, no solo se trabajaban encerrados con candado. Tenían también vías de escape inverosímiles ante cualquier eventualidad.
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En su defensa, Coico dijo en todo momento durante la diligencia que entregó las llaves del candado del almacén a los bomberos para que pudieran liberar a los jóvenes que se encontraban atrapados. Sin embargo, la fuerza de las evidencias en su contra es contundente.
Lo dice Luis Yshii Meza, director general de defensa pública y acceso a la justicia del Ministerio de Justicia, quienes se ocupan hoy de la defensa legal de las familias Huamán y Herrera. Esta semana, Coico y Zeña dieron sus manifestaciones. Coico insistió con que contrató a nadie y dijo percibir 850 soles mensuales. Sin embargo, se contradijo, a la pregunta de cuantos préstamos tenían en el sistema financiero reveló que pagaba créditos por 7 mil soles en distintos bancos del país. Sus ingresos, según la fiscalía, bordearían los 18 mil soles mensuales. Una bicoca.
¿La forma en como Coico y compañía contrataban a los jóvenes fue particular o se trataba de un modo de subempleo recurrente en esta zona de Lima?
El miércoles se cumplen los siete días de detención preventiva en contra de Coico y su pareja. Para entonces, se espera que la justicia ya tengo elementos suficientes para una investigación que permita ampliar la detención de este sujeto hasta por nueve meses. Con los indicios que hay, tiempo suficiente para la acción de la justicia.