Héctor Valer: Un ministro fugaz
La crónica sobre sus 72 horas en el cargo
Héctor Valer Pinto se fue el último sábado del cargo culpando a periodistas, medios de comunicación y hasta al Congreso por no atender a la brevedad para ir a exponer las políticas de Gobierno y sin aceptar haber cometido graves delitos de agresión que se le imputan.
El anuncio del presidente de recomposición del Gabinete significó el fin de tres largos días de crisis política y la agonía de la gestión más breve que se haya visto en los últimos años en la PCM.
Valer mantuvo hasta el final el discurso que defendió pese a que su nombramiento ya tenía acta de defunción firmada por la mayoría de bancadas en el Parlamento.
Las muestras de rechazo contra todo tipo de violencia a la mujer se multiplicaban pese a que Valer seguía negando las acusaciones por agresión física a su esposa e hija.
Cerca de 10 denuncias policiales, faltas éticas cometidas en el Congreso y cuantiosas deudas iban perfilando la personalidad del hasta ese entonces tercer premier del Gobierno de Castillo.
Valer es abogado nacido en Apurímac, congresista que ganó una curul con Renovación Popular y que en seis meses se cambió tres veces de camiseta en el Parlamento.
Fue acusado de infraterno y desleal por su anterior grupo político. Al poco tiempo de ir a Somos Perú abandonó a los integrantes de su nueva bancada para conformar otro bloque con disidentes de Perú Libre, ideológicamente en las antípodas de Renovación Popular.
Hace solo unos meses llamaba a no votar por Pedro Castillo.
Tiene una denuncia de agreisón contra una psicóloga en su intento por robarle una prueba psicotécnica para obtener un puesto de gerente en Agrobanco. Además, consta una denuncia en la Comisaría de San Borja por agresión física contra el administrador de una cochera.
El último sábado Valer no renunció al cargo sino que lo puso a disposición. Los próximos días serán cruciales para ver si el nombramiento del nuevo gabinete amaina la crisis o si el presidente sigue caminando en el filo de la navaja.