Hoy:

    Integración vertical: Cada vez más clínicas y aseguradoras pertenecen a los mismos grupos empresariales

    El precio de fármacos para pacientes UCI tenían un sobrecosto importante respecto del precio de farmacias particulares y del Estado

    Foto: Cuarto Poder

    Una investigación de Cuarto Poder reveló que algunas clínicas privadas cobran montos astronómicos por las medicinas que suministran a sus pacientes COVID-19 en las unidades de cuidados intensivos.

    Una ampolla de Cutenox de 40 miligramos, que en farmacias está 18 soles y en sector público a 7 soles, cuesta 326 soles en la clínica San Pablo. 

    El omperazol de 40 miligramos, que se vende a 1 sol en el sector público, cuesta 165 soles en el mismo centro de salud. 

    En cuanto a la norepinefrina de 4 miligramos, fármaco usado para aumentar la velocidad y fuerza de contracción del corazón, cuesta 1.43 soles en el sector público, mientras que la clínica San Pablo cobra 66 soles.

    El jarabe Lipedin, de 5 ml, que se usa para estimular la acción del intestino cuesta 6.42 soles en el sector público, 31 soles en farmacias y 101 soles en la clínica San Felipe.

    En esta misma clínica el paracetamol inyectable para controlar dolores leves o moderados cuesta 264 soles, mientras que en la farmacia el costo es de 60 soles. 

    El midazolam, un ansiolítico usado como sedante para pacientes que están en UCI cuesta 15 soles en farmacia, pero 60 soles en la clínica San Pablo. En el sector público, su precio llega a los 8.30 soles.

    Lo mismo ocurre con el Fentanilo inyectable de 0.5. En la farmacia su costo es de 18 soles, mientras que en la clínica San Pablo llega a los 552 soles. En el sector privado, el precio es de 1.60 soles. 

    El tema pasa por que los precios altos de los medicamentos consumen la cobertura del seguro y es el paciente el que debe pagar el monto restante. El punto clave está en la integración vertical: cada vez más clínicas son parte de los mismos grupos empresariales.

    El seguro paga sin problemas el costo que fija la clínica, altos precios consumen la cobertura del paciente y es este quien debe pagar, además del copago, todo el excedente. Negocio redondo.

    "Esto requiere regulación. En otros países por ejemplo, como Colombia, se permite la integración vertical hasta el 20 % del total de prestaciones. Aquí en el Perú puede ser del 100 %, el total del negocio, por eso no hay ningún control", explica el presidente de Justicia en Salud, Mario Ríos.

    Tras las denuncias, las clínicas San Felipe y San Pablo redujeron los precios de sus medicamentos. Esta bofetada a la realidad obliga a poner en perspectiva las anomalías del negocio de la salud en nuestro país.

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