Hoy:

    Estafa millonaria de "Dandy argentino" alcanzó a más de 70 peruanos

    Enrique Blaksley es investigado por el supuesto delito de fraude, lavado de activos y evasión tributaria agravada

    Juan Enrique Blaksley Señorans, bautizado como el “Dandi argentino”. Foto: captura de TV

    Es un argentino de envolvente labia, un hombre de finanzas que construyó un imperio de alarde para atraer dinero ajeno contado hoy en millones de dólares. Su nombre es Juan Enrique Blaksley Señorans, bautizado como el “Dandy argentino”, el empresario de bolsillo holgado que aparentaba codearse con lo más VIP de la sociedad mundial: tenía fotografías al lado del Papa Francisco y hasta decía ser socio de la estrella del fútbol Lionel Messi. Toda una vitrina de pura falsedad. 

    Blaksley es investigado por la justicia argentina por el supuesto delito de fraude, lavado de activos y evasión tributaria agravada, pues, según las autoridades, habría usado la modalidad de la pirámide más colosal para que miles de personas invirtieran importantes capitales en su empresa, el holding Hope Funds, a cambio de obtener una alta rentabilidad de hasta el 11% de interés anual.

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    Pero la burbuja del engaño se reventó y más de 7000 clientes reclaman un dinero que se hizo humo al igual que el empresario, el dandy Blaksley. Lo más increíble es que los tentáculos de este financista llegaron hasta el Perú y, aquí, unas 72 personas también inyectaron en Hope Funds el capital de sus vidas, nada menos que entre 7 y 12 millones de dólares, en un negocio aparentemente fructífero que se vino abajo cual pirámide de naipes. 

    Hilda Goldin Rivas Plata y María Julia Cam Pacheco supieron de Hope Funds por sus asesoras de banca que les aconsejaron retirar sus capitales del sistema financiero convencional para invertirlos en esta nueva empresa que supuestamente iba a funcionar en nuestro país como Hope Funds Perú. 

    La idea era inyectar capitales en el extranjero para que estos se movieran en diversas líneas de negocios relacionados principalmente a franquicias, al sector inmobiliario y a derechos de actividades deportivas que Hope Funds aseguraba tener en Argentina y en otros países del mundo.

    Una vez entregado el dinero, y según el tipo de negocio que se escogía, los intereses llegaban a gota gruesa a las cuentas de los clientes cada tres meses o, simplemente, las utilidades podían ser retiradas en bloque, junto a sus capitales, luego de cinco años de inversión fija.

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    Por ejemplo, Hilda Goldin Rivas Plata, quien apostó 60 mil dólares en este modelo de negocio, recibió cada tres meses un total de 500 dólares de intereses ganados hasta que, luego de tres años de supuesta bonanza, Hope Funds dejó de pagarle la utilidad sin explicación alguna.  

    María Julia Cam Pacheco invirtió en Hope Funds nada menos que 128 mil dólares, dinero que juntó de su jubilación, del capital de su hermano y de su hija. Esa inversión fue entregada a plazo fijo por cinco años. Cuando se cumplió la fecha para el retiro de su capital más sus intereses, unos 196 mil dólares en total, la señora Cam recibió la mala noticia: Hope Funds, la empresa que prometía construir riqueza, estaba en serios problemas financieros.

    Pero conozcamos más sobre Juan Enrique Blaksley Señorans, el “Dandy argentino”, el financista más buscado. Quienes hicieron negocio con él dicen que era envolvente: ¿cómo dudar de quien se vendía como el empresario de prestigio, todo terreno y, sobre todo, con excelentes contactos en la sofisticada sociedad argentina?

    Sin duda, uno de los secretos de su fama estaba en la organización de eventos altamente publicitados. Para posicionar la marca Hope Funds en el mercado financiero, Blaksley por ejemplo, se dio el lujo de llevar a Argentina al superatleta jamaiquino Usain Bolt para que corriera nada menos que contra el Metrobus en pleno centro porteño.

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    El dinero no era una barrera para él y, como muestra de ello, organizó una exhibición con las estrellas del tenis mundial convertidas hoy en leyenda: primero estuvo detrás de la jugada exclusiva del suizo Roger Federer y, luego, financió la visita de las hermanas estadounidenses, las tenistas Venus y Serena Williams quienes, con él, visitaron Argentina por primera vez. 

    Uno de los ganchos publicitarios de Enrique Blaksley era mostrar cómo se movía en los círculos más exclusivos, pues eso le servía no solo para dar la imagen de empresario solvente, sino también le permitía captar el grueso dinero de clientes VIP. Así, Hope Funds se convirtió en el principal espónsor del multicampeón equipo de polo La Dolfina, cuyo líder Adolfo Cambiazo es considerado el mejor polista del mundo.  

    Blaksley simplemente se había convertido en el empresario de moda: con Hope Funds organizó la despedida del futbolista Ariel “el burrito” Ortega, ídolo y figura emblemática del River. Y, como si fuera poco, el “Dandy argentino” arribó al Perú junto a Lionel Messi para que Hope Funds y la Fundación Messi entregaran un aporte de 20 mil dólares a Unicef previo al “Duelo de Gigantes”, un partido de exhibición que reunió en Lima a la élite del fútbol internacional. 

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    Santiago O´Donnell, reconocido periodista argentino de Página 12, narró a Cuarto Poder más detalles sobre este empresario, cuyo nombre aparece en los documentos de Panamá Papers como el director de una compleja red de empresas off shore con sedes en paraísos fiscales. 

    Enrique Blaksley no escatimaba dinero ni al momento de agasajar a sus vendedores estrella, aquellos que lograban cerrar jugosos negocio con inversionistas de toda escala económica, desde jubilados hasta grandes empresarios. Estos brockers, según las investigaciones federales, recibían comisiones del 7% por cada monto total que lograban captar para el movimiento del negocio. Todo iba viento en popa a tal punto que Blaksley premió a sus 100 mejores vendedores con un viaje en crucero, todo incluido, por el mar Báltico que tocó puerto en ocho países.

    No solo estas fotos de los vendedores en Edimburgo, Escocia, llamaron la atención de las autoridades argentinas, sino también esta otra en la que todos, hasta el anfitrión Enrique Blaksley, aparecen vestidos con pelucas y trajes de ocasión en San Petersburgo, Rusia, en un castillo que el financista alquiló para la algarabía de sus empleados. Derroche de dinero por donde se le miraba.

    Pero ahora regresemos al Perú

    Entre esos afortunados brockers, premiados con extraordinarios viajes al extranjero, estaba Rafael Sánchez Aizcorbe Figari, un peruano con 30 años en el mundo de la banca de nuestro medio. 

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    Enrique Blaksley, el “Dandy argentino”, tenía previsto replicar su negocio en el mundo y, entonces, él y sus socios, nombraron a este hombre como gerente general de Hope Funds Perú, una empresa que, al final, nunca llegó a funcionar en nuestro país. Según explicó Rafael Sánchez Aizcorbe Figari, sin un negocio concreto al frente, lo que hicieron los vendedores en Lima fue referir a los clientes peruanos hacia las empresas subsidiarias de Hope Funds en el extranjero. 

    Ahora con Hope Funds en problemas, con clientes sin capitales ni intereses prometidos, en el Perú, Hilda Goldin Rivas Plata y María Julia Cam Pacheco le reclaman el dinero invertido a Rafael Sánchez Aizcorbe Figari, el rostro visible de Hope Funds en nuestro país. Pero, ante la crisis, este bróker se defiende y dice que ambas clientas hicieron los depósitos en las cuentas que el holding tiene en paraísos fiscales sin que nadie las obligara.

    Lo cierto es que tanto las inversionistas Hilda Goldin Rivas Plata y María Julia Cam Pacheco aseguran que ellas confiaron en Hope Funds y que no se les habría advertido de los riesgos financieros del negocio supuestamente fructífero. Ellas simplemente aseguran haber sido estafadas. 

    Así las cosas, ¿los peruanos que invirtieron en Hope Funds a quién podrían reclamarle por el negocio que, en vez de bonanza, les ha traído pesadilla y bancarrota? Lo cierto es que la desesperación por recuperar su inversión de 128 mil dólares empujó a María Julia Cam Pacheco a viajar a Argentina en busca de las cabezas de Hope Funds. Cuando llegó a Buenos Aires la atendieron y le dijeron que su dinero iba a ser devuelto, pero hasta ahora las promesas suenan a un tango más. Lo que le preocupa a la señora Cam es que en este negocio, ella invirtió los ahorros de su hermano que vive en Estados Unidos. El, hasta ahora, no sabe que nadie responde por su dinero.

    Después de casi un año de espera sin luces de volver a ver sus capitales, Hilda Goldin Rivas Plata y María Julia Cam Pacheco se animaron a salir y denunciar el caso. Y entonces, ambas, recibieron llamadas de sus sectoristas para evitar que la historia de Hope Funds salga a la luz en el Perú. 

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    Según ellas, Rafael Sánchez Aizcorbe, el entonces gerente general de Hope Funds Perú, estaría muy cerca de concretar un préstamo que serviría para devolver el dinero que más de 70 peruanos invirtieron en Hope Funds. Pero, les advirtieron, que  si reclaman abiertamente ambas pasarían al final de una cola de 7000 clientes argentinos que también reclaman lo suyo.

    Pero eso no fue suficiente. El panorama laboral parece ser tan devastador que ahora, Rafael Sánchez Aizcorbe, entonces gerente general de Hope Funds Perú, quien antes disfrutaba de los viajes organizados por Juan Enrique Blaksley Señorans, hoy se declara ser una víctima más del “Dandy argentino”.

    A abrir bien los ojos antes de invertir su dinero en negocios que juran ser la gallina de los huevos de oro porque, al final, los costos suelen ser muy altos. Recuerde que, a la hora del reclamo, y, sobre todo cuando se trata de millones de dólares ajenos en juego, hasta el más dandy pierde las buenas costumbres y se manda mudar con pana y elegancia.

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