Daniel Maurate: “Invocamos a que no se criminalice la política”
El ministro de Trabajo subrayó que la excesiva judicialización de la política afecta la estabilidad gubernamental, generando constantes cambios de presidentes y ministros, lo que impide la continuidad de programas estatales y perjudica la gobernabilidad
El ministro de Trabajo, Daniel Maurate, expresó su preocupación por la criminalización de la política en el Perú, la inestabilidad institucional y sus efectos en la democracia y la inversión privada.
Maurate advirtió que la constante criminalización de la política ha generado una percepción negativa de los partidos políticos, lo que ha llevado a que los jóvenes se desmotiven a participar en la vida política y en el servicio público.
Señaló que, en el Perú, los partidos políticos han sido vistos como organizaciones criminales, lo que ha debilitado la democracia, ya que esta se sustenta en partidos fuertes y tradicionales.
Asimismo, el ministro subrayó que la excesiva judicialización de la política afecta la estabilidad gubernamental, generando constantes cambios de presidentes y ministros, lo que impide la continuidad de programas estatales y perjudica la gobernabilidad.
Impacto en la inversión y seguridad jurídica
Desde una perspectiva económica, Maurate destacó la importancia de la seguridad jurídica y predictibilidad para atraer inversiones.
Según el ministro, los inversionistas necesitan garantías de que sus proyectos no se verán afectados por procesos judiciales innecesarios o decisiones arbitrarias. También enfatizó la necesidad de agilizar los procesos civiles y administrativos para evitar retrasos que desincentiven la inversión.
Fortalecimiento de la democracia
El ministro propuso que, para superar la actual crisis política y democrática, es fundamental fortalecer los partidos políticos, asegurando su continuidad y presencia en la vida democrática.
Subraya que se debe respetar la alternancia en el poder, permitiendo que los gobiernos tengan tiempo suficiente para implementar sus políticas. Además, garantizar elecciones libres y transparentes, con un sistema representativo que realmente refleje la voluntad popular.
Finalmente, Maurate relacionó la situación actual con los eventos ocurridos desde 1992, cuando se produjo un cambio en el sistema político peruano, marcando un punto de inflexión en la estabilidad democrática.