Crimen de estilista reveló red de explotación sexual y drogas

La Policía detuvo al principal sospechoso del asesinato de una estilista en Surquillo. El caso reveló, además, una red de explotación sexual y venta de drogas

Foto y video: América Noticias

Detrás de esa apariencia de hombre emprendedor y de reconocido estilista se encontraba una persona que ocultaba su verdadera personalidad. La de un criminal que delinquía en las altas esferas de la sociedad limeña. 

Durante 4 años, Juan Camilo Páez Ruge se hizo conocido en el rubro de la belleza; asistía a prestigiosos eventos donde se codeaba con experimentados del estilismo, una forma que encontró para hacerse popular y no levantar sospechas. 

Se daba la gran vida en fiestas, viajes, posando con costosos autos, se lucía en celebraciones con amigos y almuerzos, aparentando una vida glamorosa. Pero fue tras su asesinato que la Policía descubrió el oscuro lado que este hombre de 30 años deseaba esconder.

Según las investigaciones, Juan Camilo tenía un bien montado modo de operar: utilizaba salones de belleza, que él mismo implementaba para ocultar su negocio de drogas. Dentro de estos locales guardaba la droga de primera calidad, que luego vendía a clientes exclusivos.

Las peluquerías siempre estaban en puntos estratégicos como San Isidro, Barranco, Miraflores y San Borja. Lugares donde nadie imaginaba que detrás de los cortes y cambios de looks se microcomercializaba toda clase de estupefacientes.

Pero, eso no era todo. Juan Camilo obtenía ganancias de otro lucrativo, pero ilícito negocio. Según la policía, este estilista dirigía una mafia de explotación sexual de alto vuelo.

Jóvenes extranjeras que brindaban sus servicios sexuales eran recogidas en las calles y dejadas en lujosos hoteles de la capital. Ellas eran trasladadas por Martín Miguel Nieto, amigo del estilista. Todas estas mujeres eran consideradas chicas A1, por lo que llegaban a cobrar entre 200 a 300 soles por cliente.

Juan Camilo Páez se fotografiaba con estas guapas y esbeltas mujeres a las que hacía pasar como sus amigas, una forma para promocionarlas, pero también utilizaba catálogos para que los llamados clientes VIP escogieran a las jóvenes con las que deseaban estar.

Su asesinato ocurrió el año pasado, pero hoy se sabe por qué y quién habría acabado con la vida de este prestigioso hombre dedicado al rubro de la belleza. En este video se ve horas antes llegar al gatillero a la quinta donde luego ocurriría el terrible asesinato.

Fue este hombre de nombre Martín Miguel Nieto Villanueva, a quien vemos en estas fotografías sonriente, posando con su pareja y su hijo, la persona que habría matado al conocido estilista. Él era amigo de la víctima y se sabe que estuvo viviendo muchos años en el extranjero, donde estuvo en prisión por violación.

Según su versión, luego de un forcejeo el arma se habría disparado, una hipótesis que la policía descarta, debido a que la necropsia habría revelado que Juan Camilo murió de un certero disparo en la cabeza.

Estas cámaras de seguridad revelan la frialdad de este asesino tras el homicidio; se le ve caminando como si nada, con total tranquilidad, como si la vida de su supuesto amigo no valiera nada.

Luego de cometer el crimen, el asesino habría fugado a Pucallpa donde se escondió por varios meses, pero fue una vez en Lima, que la Policía de Homicidios empezó a seguirle los pasos a él y a su pareja. Es así como los agentes dieron con la casa donde se ocultaba y en la que siempre desde la ventana vigilaba antes de salir a la calle.

Ahora se sabe que a Camilo y Miguel los unía el negocio de la droga y la prostitución de chicas A1, pues la víctima todas las semanas coordinaba con su supuesto amigo la hora y a quiénes iba a recoger para trasladarlas a los lujosos hoteles donde iban a brindar sus servicios.

Miguel Nieto simulaba ser un fiel creyente de la palabra; asistía a ceremonias cristianas. Era un supuesto feligrés que con una mano adoraba a Dios y con la otra delinquía. Tras un arduo trabajo de la División de Homicidios, la Policía logró capturar al asesino del estilista, una detención que terminó develando una mafia de alto vuelo.

Una red que tenía como cabecilla a un estilista que de día se dedicaba al rubro de la belleza, pero que de noche microcomercializaba droga y explotaba sexualmente a jóvenes extranjeros.

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