Coca de alto vuelo: capturan a narcotraficantes que sacaban droga de Perú hacia Bolivia
Tres policías y la presidenta de una comunidad formarían parte de esta organización
Después de un año y medio de investigaciones, la Fiscalía Antidroga y la Dirección Antidrogas de la Policía Nacional (Dirandro), capturaron a los cabecillas de una mafia del narcotráfico que saca droga del Perú a Bolivia a través del puente aéreo.
Tres policías y una presidenta de una comunidad formarían parte de esta organización, que operaba en siete pistas de aterrizaje clandestinas.
En una conversación a cielo abierto, se escucha a dos traficantes hablando en quechua, coordinando un envío de droga de Perú hacia Bolivia.
Era una avioneta, que debía ingresar a la selva peruana, para cargar varios kilos de cocaína y salir vía el puente aéreo hacia el altiplano boliviano. El mismo ‘modus operandi’ que, por más de una década, usan las mafias para sacar droga hacia Bolivia.
Uno de estos episodios, fue captado el 29 de junio del 2018 por las autoridades peruanas. Una narco avioneta de matrícula boliviana, aterrizando en la selva del Manu.
Aquella vez, llamó mucho la atención, el alto grado de confianza con el que se desplazaban los narcotraficantes, pero ¿por qué se sentían tan seguros y cobijados en medio de la selva?
En el reportaje, conocerá quienes son estos personajes, cómo operaban y qué autoridades formarían parte de esta mafia, que hasta cedieron un aeródromo con todas las licencias para el trasiego de cocaína y que esta semana fueron capturados.
Desde enero del 2018, la Fiscalía Antidroga de Andahuaylas, empezó una investigación sobre el flujo de narco avionetas bolivianas, que ingresaban y salían del Perú exportando droga. Junto a la Dirandro empezaron las indagaciones.
Descubrieron que luego de las interdicciones en el Vraem, los narcotraficantes no solo se habían atrincherado en la zona de Pichis Palcazu, sino que empezaron a instalarse también en el Manu, una zona altamente turística.
Con el cruce de informaciones se conoció que una narco avioneta de matrícula boliviana, aterrizaría en esta zona. Aquella vez, el piloto llegó solo y tranquilamente apagó el motor, luego se reunió con otros personajes y les entregó una mochila, cargada de dinero.
Después de la transacción, un grupo armado se acercó en un bote, tras la señal, descargaron la droga sin sospechar que la Policía los intervendría. Aquel día, la Policía antinarcóticos y la Fiscalía, lograron incautar casi 300 kilos de cocaína, pero no se pudo capturar a nadie.
Durante las investigaciones se conoció que esta organización era integrada por peruanos y bolivianos. Que la cabeza es una boliviana a la que llaman ‘La tía’, la principal financista. Ella coordinaba en Perú con Julio Sánchez Tello, alias ‘Sinchi’, el hombre de los contactos y el más antiguo en el negocio de droga en la zona.
Según las autoridades, él era el dueño de la pista clandestina, donde aterrizó una avioneta de matrícula boliviana. Aquella vez los reclamos fueron contra él, y tuvo que ingeniárselas para apaciguar las aguas.
En la misma línea de mando, estaban otros cuatro coordinadores del lado peruano. Yerson Navarte Urbay, alias ‘Pamper’, Lauro Aguilar, conocido como ‘Aguilar’, Leoncio Zamora, alias ‘Patina’ y Rolando Barrientos, apodado ‘Rola’.
La Policía en coordinación con la DEA, siguió de cerca a cada uno de los coordinadores peruanos. Conocieron sus desplazamientos y descubrieron a su entorno más cercano. Así se logró identificar a los acopiadores, pero también, la cantidad de pistas de aterrizajes usadas, exclusivamente por esta organización.
Las pistas se ubican en Patria, Pilcopata, Salvación y Diamante, y cerca de ellas, tenían los sembríos ilegales de hoja de coca y sus propias pozas de maceración, pero lo más indignante para las autoridades, fue descubrir, que la propia presidenta de la comunidad nativa de Diamante, llamada Gloria Palma Mormontoy había puesto al servicio del narcotráfico el aeródromo de la comunidad, ubicado en los linderos de la reserva del Manu, a media hora de vuelo de Bolivia. Era una aliada del narcotráfico, pues filtraba las acciones de la Fiscalía a los narcos.
Según las autoridades, una gran parte de la droga venía del Vraem, y la trasladaba camuflada en camionetas pasando por Ayacucho, Andahuaylas para llegar a Cusco, cerca de la provincia del Manu. Y por el puente aéreo iba a Bolivia.
Quien ejecutaba la salida de los vuelos cargados de droga del aeródromo de Diamante era Yuri Zorrilla Palma, hijo de la presidenta de la comunidad nativa.
Pero en esa línea de facilitadores, la mafia también habría captado a tres policías. Al comisario de Pilcopata en Cusco, alférez Pedro Pocohuanca y a dos suboficiales de la misma comisaría, Julio Muñoz y Hano Guzmán.
También fue identificado el piloto boliviano Fredy Salvatierra Tababary, natural de Beny, quien increíblemente, tiene permisos para realizar servicio de transporte aéreo otorgados en Bolivia, pese a registrar antecedentes por tráfico de drogas en ese país.
Luego de identificar a todos estos personajes, cien policías y doce fiscales antidrogas se internaron en la zona de Patria en Cusco, en Madre de Dios y Ayacucho, para capturar a 15 miembros de esta organización, los cabecillas en Perú.
El primero en ser capturado en Ayacucho, fue Julio Sánchez alias ‘Sinchi’, sindicado como líder de la organización. En casa de Lauro Aguilar, segundo coordinador capturado, se incautó 24 mil dólares y más de 20 mil soles guardados entre el maíz.
Así uno a uno fue cayendo, incluyendo la presidenta de la comunidad nativa, Gloria Palma y su hijo. Los tres policías investigados fueron capturados en sus propias comisarias.
Un año y medio le llevó a los fiscales antidrogas y policías, dar con esta organización. El obstáculo más grande que parece recurrente es la corrupción de autoridades.
Increíblemente los fiscales antidrogas no cuentan con una partida especial que les permita hacer labores de inteligencia. Enfrentan a la mafia con escases de personal, sin camionetas para los desplazamientos y sin seguridad.
Zonas como San Francisco en el Cusco, con alta incidencia de narcotraficantes, la impunidad de los narcos se ve y se siente. Con todas las carencias, esta combinación de fiscales y policías han logrado identificar incluso a varios narcotraficantes bolivianos, pero en ese país, tal parece, se hacen de oídos sordos al pedido peruano.
Si Bolivia sigue sin cooperar con las autoridades peruanas, jamás se podrá golpear completamente a las mafias internacionales, aún más sabiendo que el puente aéreo es una ruta importante para el trasiego de droga que va a Bolivia y luego a Chile.
Estas capturas son sumamente importantes, pero si el Estado peruano no destina mayor presupuesto a zonas del narcotráfico y no establece mayor presión internacional, será muy difícil capturar, en este caso, a los financistas bolivianos y la mafia podría reorganizarse.
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