Hoy:

    Caos sobre ruedas: El 'reinado' de los colectivos ante la crisis del transporte en Lima

    Mientras el transporte formal y masivo se debilita, Lima crece con la velocidad, desorden e inseguridad que dictan los colectiveros

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    Desde antes del amanecer, los motores de la ciudad de Lima se ponen en marcha. Para Walter, que irónicamente se apellida Carrera, este momento es de los más productivos en el día. Él es uno de los miles de choferes que hacen taxi colectivo en nuestras vías.

    Walter, además, es dirigente de un gremio de colectiveros al que oyen las altas autoridades del país. Hace 20 años, comenzó llevando pasajeros en la maletera de su auto.

    Dice ser un trabajador más, pero su chamba –que comienza todas las mañanas en el paradero ‘Ceres’ del Corredor Rojo– está en el ojo de la crisis del transporte que sufre la capital del país.

    Los colectiveros de Lima se amparan en que el sistema de corredores, oleado y sacramentado por ley, no logra satisfacer la demanda de los pasajeros.

    Los representantes de los corredores, cuyas rutas deberían ser exclusivas, pero están infestadas por colectivos, califican de competencia desleal este servicio.

    Los colectiveros dicen vivir del día a día, y sus defensores los llaman sobrevivientes, pero estos trabajadores ganan al mes mucho más que un sueldo mínimo.

    Walter no ve defectos en el servicio que brindan. Dice que los robos y agresiones que reportan los pasajeros son obra de los que llama “falsos colectiveros”.

    Sin embargo, los asaltos y agresiones protagonizados por los colectiveros no es broma. Un grupo importante está organizado para evadir a la autoridad, agredir a los inspectores de la ATU, cobrar cupos por operar en determinadas rutas, y hasta tienen a su servicio abogados que se encargan de dilatar los procesos sancionadores.

    Hacer el trazado de las rutas de colectivos que hay en Lima, volvería una tela de araña el mapa de la ciudad. Lo cierto es que de norte a sur y de este a oeste, parece que no hay lugar a donde estos vehículos no logren llegar sin fiscalización alguna.

    La primera entrada de Pro, en la Panamericana Norte, es un usual hervidero de colectivos. Hay rutas y destinos para escoger.

    Este conductor asegura ser colectivero ocasional. Dice que, de existir más líneas de Metro, las rutas de estos taxis furtivos disminuirían. Pero como las líneas de Metro tardarán varios años en ser realidad para Lima, los colectiveros aprovechan el tiempo y se organizan como mejor pueden.

    El Corredor Azul también convive con un enjambre de taxis informales. Incluso, hay momentos del día en que la demanda de colectivos aumenta mientras los buses pasan vacíos por la ruta a Miraflores o al Rímac.

    La ATU, Autoridad para el Transporte de Lima y Callao, realiza operativos para frenar a los taxis colectivos, pero ni la amenaza de ver sus vehículos en el depósito intimida a estos conductores informales.

    La ATU ha informado que – en lo que va del 2023 – ha enviado a depósitos como este a más de mil taxis colectivos. Lo que no ha dicho es cuántos ingresos ha recibido por días de guardianía y uso de grúas para remolque de vehículos.

    En medio del pequeño infierno que los colectivos provocan entre las avenidas Aviación y Javier Prado, Walter explica que su agrupación de transportistas se encarga de anular las papeletas y multas que les parezcan injustificadas.

    Este servicio está al margen de toda norma, pero el parlamentario Segundo Montalvo, de Perú Libre, elaboró un proyecto de ley que busca formalizarlo.

    Mientras el Congreso intenta hacer lo suyo, el Ejecutivo modificaba a la par el reglamento de ATU. Eso, en la práctica, permitía remover a su presidenta ejecutiva.

    El trabajo, sin embargo, no le duró mucho a María Jara, cuya salida fue oficializada el último 13 de mayo.

    Entre tanto, mientras en el transporte todo avanza a paso muy lento, Lima seguirá creciendo a la velocidad, el desorden y la inseguridad que dicten los colectiveros. La formalidad de la tantas veces prometida e incumplida reforma del transporte se pierde poco a poco en medio del caos que echa a andar los motores de la ciudad.