Cae mafia dedicada a brindar internet a presos de Ancón I
Un egresado de la UNI brindaba señal de internet a los presos más peligrosos del país, internos en el penal Ancón I
Un penal de régimen cerrado especial, sin teléfonos públicos, pero con señal de internet de alta potencia para continuar generando dinero, sembrando el terror, cometiendo delitos, dirigiendo sicariatos y extorsiones con total impunidad.
La voz de estos audios le pertenece a Juan Hernán Huaringa Bejarano, sesenta y cinco años, egresado de la facultad de ingeniería eléctrica y electrónica de la universidad de ingeniería, la UNI. Ha participado como expositor en el colegio de ingenieros del Perú. y figura como gerente general y gerente comercial de al menos cuatro empresas dedicadas a las telecomunicaciones. Tal y como consta en su perfil profesional en una conocida red social. Un experto en telecomunicaciones, según la policía, al servicio de cabecillas de banda presos en Ancón I.
Pero el ingeniero Juan Huaringa no solo brindaba internet a los presos más peligrosos del país, había también realizado diversos trabajos para el propio Instituto Nacional Penitenciario (INPE), quien le encargó -el año pasado- el desmontaje de torres y antenas correspondientes al sistema de radio enlaces de la sede central del INPE. Servicio que fue dado por la empresa Smart Colvikon SAC en el penal Ancón I.
Pero el ingeniero de la mafia no actuaba solo, operaba junto a otro delincuente. Su nombre, Juan Antonio Rivera Béjar, dueño de la casa donde el ingeniero había instalado el potente sistema para, desde ahí, enviar la señal de internet hacia el penal de Ancón I.
Detrás de estos dos delincuentes, un jefe de banda preso en el penal de Ancón I, delegado del pabellón 5 de este penal, su nombre Herald Esteban Velayarce Farfán, conocido con el apelativo de "Cuchi", preso por robo agravado, con más de seis ingresos a diversos penales.
Lo más preocupante es que desde hace dos años, la empresa Prisontec envió diversos documentos al INPE y al Ministerio de Justicia alertando de la proliferación de antenas hechizas en el todo el contorno del penal Ancón I y advirtió, también, la posibilidad de que los internos estén recibiendo internet de alta potencia. Pero, no se hizo nada.
Un trabajo que permitió a los agentes de la DIVIAC y fiscales de crimen organizado desbaratar una mafia dedicada a brindar internet a los penales de la capital. Una investigación abierta que podría incluir a funcionarios penitenciarios que resguardan a los presos de este penal de máxima seguridad.