Hoy:

    Barbero cambia el look a ritmo de tunantada

    Joven encontró una novedosa manera de ejercer su oficio combinándolo con su pasión

    Domingo al Día

    Entre Jauja y Tucumán, ubicada al noroeste argentino, hay 2 mil kilómetros de distancia. Un joven estilista y promotor de la cultura, que pocos sabían une a ambas localidades, ha hecho de su emprendimiento un rincón gaucho en plena pampa, pero de Comas.

    Poseedor de un arte que recorre sus venas de pies a cabeza, se entrelaza entres sus hombros, se ajusta a la cintura y hace que cambie la daga y el arriero por tijeras y secador de cabello.

    Confundido como rondero, músico, o simplemente bailarín, este joven folclorista prefiere que llamen por el personaje que representa. ¿Qué tienen en común su historia de vida iniciada en Jauja con la alejada provincia de Tucumán en Argentina y en que se asemeja la pampa gaucha con la otra pampa en las alturas del distrito de Comas donde hoy reside?

    A los 20 días del inicio de cada año, Jauja se viste de fiesta, uno de sus invitados más ilustres muestra su fuerza y galantería bajo el sol y la lluvia. El arriero o errante tucumano es aquel que a ritmo de tunantada participa del tradicional Jalapato, representa a aquellos notables que traían recuas desde noroeste argentino hasta el Valle del Mantaro.

    De aquella estampa del siglo XIX y presente hasta hoy, uno de sus hijos ilustres entendió que tanta riqueza cultural no puede quedar sola en una región geográfica ni fecha específica. Así nace el errante tucumano personificado en Juan Carlos Poma, artista y estilista quien hizo de de este rincón de Comas su propia pampa cortando el cabello a ritmo de tunantada.

    La tunantada es una mezcla de culturas, en ella está la cultura argentina, Jauja fue la primera capital del Perú y los arrieros venían del Rio de la Plata, los jaujinos y ellos adoptan a su idiosincrasia el arriero argentino tucumano.

    Tijeras y secador en mano, el errante tucumano hace que cada cambio de look no tenga de yapa un chisme de barrio, mientras mechones de cabellos caen cuenta historias de aquellos arrieros que, desfiando vientos, polvaredas y el frio de la cordillera se asentaban en Jauja, para seguir recorriendo la cordillera y así volver a la Argentina.

    "Empecé a ser estilista como un hobbie, a la gente le gusta lo que bailo, lo que difundo, hace un par de meses recién. Ya me van a ver con mi sombrero, mi botas y mi careta, no es nada fácil cortar con eso", comenta.

    Empezó a temprana edad bailando chonguinada, desde hace 10 años la tunantada lo encontró, corta el cabello desde 2015, a causa de la pandemia tuvo que cerrar su barbería en San Miguel, este nuevo inicio tendría su sello personal y su aporte a las nuevas generaciones.

    Además de estudiar en la Escuela Nacional del Folclor José María Arguedas, orgullosamente es vicepresidente de la confraternidad de arrieros tunanteros, a maestros, amigos y padrinos les debe cada indumentaria que atesora.

    Botas de caña alta, espuelas y pantalón con cuero también suman a su indumentaria. Campero, bonachón y combativo, el arriero toma mate y es errante por naturaleza.
    "El errante va de un lado a otro. Hay gente que me dice que vaya a su lugar de residencia, yo voy con maleta antigua herede de mi abuelo, voy caracterizado y todo lo llevo", señaló Juan Carlos Poma  

    Para Poma, no hay mejor regalo que compartir todo lo aprendido, su cosmovisión y la identidad de ese arriero tucumano. Por ahora la avenida Belaunde cuadra 8 en Comas es su casa con cuyes de Jauja y su centro de trabajo con el cuero de tucumano. Si usted lo ve no tema y déjese sorprender con un cambio de look escuchando historias de nuestro riquísimo folclor