Ambulancias aéreas permiten evacuación de pacientes críticos a hospitales de Lima
Acuerdo entre el Minsa y la FAP permite atención médica a enfermos de gravedad que se encuentran en lugares alejados del Perú
Enfermarse de gravedad en lugares alejados e inhóspitos del Perú es casi resignarse a luchar cara a cara con la muerte. Por ello, la Fuerza Aérea del Perú y el Ministerio de Salud suscribieron un acuerdo para habilitar naves-ambulancias y trasladar a médicos hasta regiones del país donde se registre una alerta crítica de ayuda.
Son las evacuaciones aeromédicas, un trabajo abnegado y silencioso, que rescata de la muerte a aquellos peruanos que ya tienen suficiente golpe con la asfixiante pobreza que les toca vivir en lugares alejados del Perú.
Esta especie de ambulancias con alas funcionan como una unidad de cuidados intensivos que va a más de 30 mil pies de altura. Sin importar la hora, a cualquier lugar, llegan especialistas para estabilizar al paciente que está entre la vida y la muerte y, en cuestión de horas, lo trasladan a algún nosocomio mayor de Lima.
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Las evacuaciones aeromédicas son, de por sí, una mano salvadora para quienes viven en el olvido, para quienes el derecho a la salud aún es como sacarse la lotería.
La Fuerza Aérea del Perú y el Ministerio de Salud están hoy conectados, una vez que el Seguro Integral de Salud, SIS, y el SAMU identifican al paciente grave se lo comunican de inmediato al puesto de comando de la FAP.
Mientras los médicos del Estado trabajan contra los minutos en la Selva con ayuda de todos; en Lima, el radar del tráfico aéreo de la FAP ubicará la nave-ambulancia como un punto amarillo y controlará su recorrido de vuelo para calcular el tiempo de llegada del enfermo a Lima.
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Acompañar en las emergencias aeromédicas ha permitido saber que hay regiones como Ucayali donde su población gravemente enferma espera un milagro en una especie de isla.
Y es que, sin explicación alguna, los vuelos comerciales han informado a los médicos que no les darán el servicio de traslado a la capital a pacientes críticos aunque el SIS pague los pasajes. Entonces, los enfermos se quedan en el olvido, pues traerlos entubados por carretera hacia Lima sería como viajar con la muerte por más de 24 horas.
Sin vuelos comerciales que los ayuden con el servicio, no tienen una vía de comunicación rápida para enfrentar emergencias ni en caso de desastres.
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El objetivo, ahora, es que más instituciones como el Ministerio de Salud se preocupen por buscar salidas de auxilio al problema que enfrentan los que menos tienen. Una alternativa es firmar convenios con la FAP e invertir, de manera responsable, una parte del presupuesto público para cubrir el combustible de las naves a cambio de un servicio inmediato y sin dudas.
La FAP tiene aviones de más de 35 años de antigüedad y está a la espera de la renovación. Desde el 2014 tiene ya un proyecto de inversión pública aprobado para adquirir 12 aviones nuevos, pero a la fecha sólo ha logrado obtener cuatro y, pese a la necesidad, se les ha cerrado la llave del gasto público.
Es cierto que el presupuesto para el sector Salud ha mejorado en los últimos años, pero también es innegable que la brecha de acceso a la atención médica para las poblaciones vulnerables aún es un reto a encarar.