Alias Gordo Martín: Identifican al nuevo rostro del crimen en el Callao
La PNP identificó a quien sería el nuevo rostro de la más peligrosa red criminal en el Callao. Según las investigaciones policiales, se trataría de Julio Cárdenas Rosales, señalado de 25 muertes en los últimos tres años
Sale a la luz la nueva cara que no aguantó más las sombras. Uno de los más temibles cabecillas que operan en el primer puerto. Su nombre es Julio Martín Cárdenas Rosales, pero es conocido como el alias del Gordo Martin.
La policía seguía sus pasos por más de cuatro meses. Fue identificado como el número uno de la banda criminal Los Injertos de Juan Pablo II. Una sanguinaria organización asentada en el Callao. El coronel de la policia, Pedro Rojas Rocca ha establecido todo un organigrama, ha descifrado sus principales tentáculos en el hampa chalaca.
Variaban entre el cobro de cupos a empresarios, venta de droga al menudeo, la repartija de obras de construcción civil y una ola de asesinatos por encargo. Pero el Gordo Martin es un delincuente de los más escurridizos. Fugó al norte de Lima cuando se sentía acorralado por más de un agente de inteligencia.
El Gordo Martín nació hace 28 años forjando actividades ilícitas en su barrio de Sarita Colonia. Su escalada en el crimen lo llevó a tener todo un ejército de sicarios incluidos a menores de edad, a quienes les pagaba pequeñas sumas de dinero para quitar del mapa a sus más acérrimos enemigos.
Para eso necesitaba de un joven de apenas 19 años. Los Fuleros del Callao lo llaman Franco. Tiene una mirada desorientada porque acaban de leerle los cargos por los que se le persiguen. En sus dedos lleva tatuados los símbolos del dólar que recibe por cada trabajo, pero no sería el único de los más fieles seguidores del Gordo Martin.
La mujer de la que habla el teniente de la policía Miguel Aliaga es Janira Yusleidi Mera Requejo. Pareja sentimental del Gordo Martin. En un video se observa tomar sus precauciones para salir con todo lo que tenía a una nueva guarida.
El maletín que lleva es tan pesado que la sospecha de que lleva armamento o sustancias ilícitas alerta a más de un policía. Siempre pegada a los lujos que mandan los billetes. Sin preocupaciones y sin remordimientos. Pero no contaba que agentes de la Digemin le seguían los pasos y con registros se acercaría su pronta captura.
Un hombre clave dentro de la organización tiene el apelativo de Ogro. Se trata de Isaac Alberto Montero Manrique, lugar teniente de esta banda criminal que distribuía todo el armamento y rendía cuenta al Gordo Martín de los posibles atracos a empresas de transporte.
En esa última faena, Ogro fue capturado. Pero la policía confirma que el Gordo Martín también habría participado en un vehículo como contención. Pero después de la balacera, decidió nuevamente fugarse antes de ser apresado y terminó por desmoronarse su reinado del mal.
Como el crimen del teniente gobernador del asentamiento humano Sarita Colonia el pasado 30 de abril. Cuando visitaba casa por casa juntando firmas de los vecinos para retirar un monumento de un parque de la zona. Repartía revistas institucionales para darle un nuevo rostro a su comunidad. Daniel Alexander Ramos Ayala fue sorprendido a balazos directos a la cabeza por hombres que iban a bordo de una motocicleta.
Esta semana, y luego de varios meses de trabajos minuciosos de inteligencia policial de la mano de 30 fiscales que luchan por desbaratar al crimen organizado, se montó el operativo Apolo para desterrar a Los Injertos de Juan Pablo II.
Más de 700 hombres uniformados de Grecco, Dinoes y hasta la policía canina participaron del operativo. En total fueron 8 personas detenidas que tendrán que responder sus vinculaciones en el mundo criminal. Pero el cabecilla que aún respira aires de libertad se mueve ahora en el distrito de Comas.
Una cámara de seguridad revela que el mismo día, horas después del operativo, el Gordo Martin que viste de negro se dirigía placidamente a una pollería. Con un resguardo de sicarios que siempre lo acompañan. Se sigue la línea de quien estaría dándole cobijo en dicho distrito, donde por ahora se siente seguro, pero donde las traiciones se pagan con sangre.
El cabecilla, el Gordo Martín, tiene los días contados. La policía lo tiene en la mira, así intente refugiarse en otros distritos. Su historia tendrá el mismo fin que sus seguidores tras las rejas de una fría celda.