Alejandro Toledo enfrenta ahora a la justicia peruana
Luego de una vida lejos del país lleno de momentos de diversión y evitando la justicia, el exmandatario finalmente afronta las acusaciones en territorio peruano
Le llegó la hora. Alejandro Toledo se convirtió, con el paso de los años, en uno de los políticos peruanos más escurridizos, pero ya es tiempo de responder ante la justicia peruana. En imágenes que fueron compartidas a medios peruanos, se lo ve en la sala de abordajes del aeropuerto de Los Ángeles, en una silla de ruedas, con la mirada perdida con dirección al suelo. escoltado por un agente policial, esperando su turno para ingresar al avión que lo trajo a suelo peruano.
Durante casi seis años el ex presidente Alejandro Toledo le sacó la vuelta a las autoridades peruanas y se mantuvo refugiado en los Estados Unidos. Su última hazaña para evitar responder ante la justicia peruana, desde que el Poder Judicial ordenó su extradición en 2018, fue en la ciudad norteamericana de San Francisco.
El juez Thomas Hixon dictó la suspensión de su extradición por 14 días en respuesta a un oficio que la defensa legal del expresidente envió a su despacho. Toledo salió por la puerta principal de la Corte de esa ciudad, bajó por la rampa y caminó hasta llegar a un estacionamiento subterráneo. En ese trayecto, fue abordado, pero evitó declarar, más aún a la prensa peruana.
Desde el 2018, Toledo no volvió a pisar suelo peruano, pero fue visto en varias oportunidades gozando de una nada recatada libertad en su estadía en California. Como cuando se le vio jugando billar en un bar de la costa oeste norteamericana, dando conferencias y haciendo compras en un hotel de Washington.
Nuestro expresidente siempre tuvo una vida nada convencional en los Estados Unidos. junto a su esposa e inseparable compañera Eliane Karp, en el transcurso de estos años se les ha visto haciendo una vida de lo más normal. Cómo olvidar cuando Toledo fue captado en una reunión social bailando reguetón con una joven
Desde que la justicia peruana a través del juez Richard Concepción Carhuancho pidió de prisión preventiva para Toledo, el ex mandatario con ayuda de sus abogados se ha dedicado a dilatar la ejecución de la extradición.
Mentiras y escándalos
Con el paso de los años y mientras construía su desvariante historia política en capítulos tan interesantes como cualquier serie moderna de las plataformas de streaming. Toledo acabó convertido en el villano de su propia novela.
Las acusaciones más graves en su contra siempre lo encontraron fuera del Perú y alejado de la justicia. pero la principal, según testimonio del mismo Jorge Barata, hombre fuerte de la multimillonaria constructora Odebretch en el Perú, fue, haber recibido una coima de más de 30 millones de dólares a cambio de recibir la buena pro de las obras de los tramos 2 y 3 de la Carretera Interoceánica Sur.
Como olvidar el Caso Saraí. cuando negó durante años su paternidad, que luego aceptó en un mensaje presidencial.
En 1998, otra increíble historia del llamado ‘Cholo sano y sagrado’ cobró relevancia en todo nuestro país. Toledo denunció que fue secuestrado tras desaparecer 48 horas y reportarse gastos de su tarjeta en una farmacia. Finalmente, la policía descubrió que dicho secuestro no habría sido más que una escapada del economista e investigador de Standford al hotel Melody.
No podemos obviar en los episodios más llamativos de esta historia cuando Toledo compartió protagonismo junto a su esposa Eliane Karp. Hasta hoy, ella ha sido una defensora acérrima de la desgastada y menoscabada reputación de su esposo y contra viento y marea ha respondido tajantemente a sus detractores cuando ha sido necesario.
Común era escuchar en los discursos del ex lider de la Chacana, que la corrupción es la peor enemiga de cualquier gobierno. Ahora Toledo deberá enfrentar la investigación más difícil de su vida política.
De otro lado, la ex procuradora anticorrupción Katherine Ampuero aseguró que apenas llegue a nuestro país Toledo será recluido en un penal. Lo cierto es que a Toledo le esperan días complicados dentro de un penal, en donde no podrá tener ninguno de los placeres y comodidades a los que estuvo acostumbrado durante su permanencia en los Estados Unidos.