De Toronto 2015 a Lima 2019: ¿estaremos listos para los Panamericanos?
Por Gianfranco Gonzales F. (@giangf)
El Perú celebró los logros de Gladys Tejeda, Natalia Cuglievan, Pancho Boza y Alexandra Grande, quienes coronaron una participación histórica en los Panamericanos. Le rezamos a Santa Inés Melchor, sufrimos esos kilómetros junto a Raúl Pacheco, miramos con esperanza a Diego Elías en el squash, Ale de Osma en el esquí acuático, el bádminton y nos apenó lo de Fiol. Por eso nos preguntamos: ¿la mejor retribución al esfuerzo de cada uno no sería permitirles competir en casa bajo mejores condiciones?
Con la presencia del alcalde Castañeda, Lima 2019 tomó la posta de Toronto 2015. La valla es alta y el principal rival de la organización es el tiempo. Si desde octubre del 2013, el gobierno le hubiese puesto al menos un poco del esfuerzo y coraje que demostró Melchor corriendo lesionada, el rumbo de acá a cuatro años sería diferente. Y no una lucha contra el reloj. No queremos que vuelva a salir un molesto Pacheco a hablar de la falta de apoyo. El deporte lo exige.
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Toronto, siendo una de las ciudades más multiculturales del primer mundo, inició los trabajos de planificación apenas la ciudad fue elegida sede en noviembre de 2009. Fulvio Martínez, mánager de relaciones públicas de los Panamericanos en Canadá, nos contó que desde aquella elección hubo un trabajo coordinado entre autoridades del Gobierno de Ontario y del deporte. El objetivo común fue uno: Pensar en el legado (deportivo y cultural como ciudad).
EJEMPLO A SEGUIR: Dentro de tantas sedes, la Villa de Atletas de Toronto, construida en un área de 42 hectáreas cerca al río Don y el histórico distrito de la Destilería, costó 514 millones de dólares, los cuales fueron entregados por el gobierno local en apoyo al comité organizador. Tras los juegos, las obras están destinadas al beneficio de la comunidad.
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Por ejemplo, el centro YMCA, coliseo utilizado por los atletas para entrenar en la villa y los tres edificios que albergaron a los más de siete mil deportistas serán destinados a la ciudadanía. De los 1300 departamentos, algunos serán vendidos, otros quedarán para los estudiantes del George Brown College y algunos más serán viviendas subsidiadas por el propio gobierno para familias de escasos recursos en Canadá. Es decir, esas sedes serán utilizadas por deportistas, estudiantes y pobladores.
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Lima debió aprender antes de este ejemplo. Y pensar en un legado como ciudad. Por ahora la ODEPA nos tiene paciencia. ¿Será la Villa en el Círculo Militar de Jesús María? Miremos a Toronto. Unos juegos de tal magnitud no son solo una competencia deportiva. Se debió pensar en la mejora de transporte, seguridad, espacios públicos.No somos una potencia, pero podemos tomar lo mejor de ellas. A partir del orden y organización.
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¿QUÉ TENEMOS? Por ahora, la infraestructura deportiva continúa en proyectos. Y esperemos que pronto sea una realidad. Hay que recordar lo que hay por hacer: el coliseo multideportivo en la Universidad de San Marcos, la modificación de la actual piscina del Campo de Marte para convertirla en complejo acuático y el gran coliseo del Rímac.
Lo rescatable es el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de la Videna. Ahí entrenan 23 disciplinas y se utilizará para cinco deportes de los Panamericanos. En estos días, Ollanta Humala salió a opinar del caso Fiol, pero la gran duda es: ¿hablará algo de los próximos juegos al despedirse este 28 de julio?