Qatar 2022 contará con el offside semiautomático: ¿Cómo funciona?
Este mecanismo, probado en la Copa Árabe a finales de 2021 y luego durante el Mundial de Clubes, consiste en llegar más lejos que los límites del ojo humano
Cuatro años después de la llegada del VAR al Mundial de Rusia 2018, los hinchas descubrirán en Qatar 2022 una nueva innovación, el offside semiautomático, con el que se pretende acelerar y hacer más fiables las decisiones arbitrales.
La llegada de esta nueva herramienta tecnológica se anuncia más discreta que la del videoarbitraje (VAR), que en los últimos años ha hecho familiar el gesto simulando un rectángulo que hacen los árbitros para revisar las jugadas. Los cortes de ritmo de los partidos y las controversias han acompañado estos años su implantación.
Pese a las voces críticas, la FIFA continúa con la misma lógica que emprendió ya en el Mundial de Brasil 2014, con la verificación tecnológica de que el balón ha cruzado por completo la línea de gol.
Fruto de "tres años de investigaciones y test" y probada en la Copa Árabe a finales de 2021 y luego durante el Mundial de Clubes, la "tecnología semiautomática del fuera de juego" (SAOT) fue validada por la instancia mundial a principios de julio.
La idea, adaptada por la UEFA para la Champions League, consiste en llegar más lejos que los límites del ojo humano, demasiado impreciso para establecer en todo momento la posición de los jugadores y del balón. Con ello se pretende afinar al máximo la línea que determina si ha habido o no fuera de juego.
"No robotizado"
"Sabemos que, a veces, el proceso de verificación de un eventual fuera de juego lleva demasiado tiempo, sobre todo cuando se determina en unos centímetros", subrayaba a principios de julio el italiano Pierluigi Collina, presidente de la Comisión de Árbitros de la FIFA.
Si bien la tecnología del fuera de juego semiautomático debería "permitir decisiones más rápidas y más precisas", según promete Collina -árbitro de la final del Mundial-2002-, "no se trata sin embargo de un fuera de juego robotizado". La decisión final corresponderá siempre a los árbitros y a los árbitros asistentes sobre el terreno de juego.
En Qatar 2022, este sistema utilizará doce cámaras situadas en el techo de los estadios y controlará "hasta 29 puntos de datos" por jugador, "50 veces por segundo", entre ellos "las extremidades y miembros pertinentes para el análisis de las situaciones de fuera de juego", según detallaba la instancia en julio.
Como todo depende del momento exacto en el que el balón está en juego, un sensor situado en el centro del 'Al Rihla', el balón oficial, enviará datos "500 veces por segundo" a la sala de visionado, dando inicio entonces a un proceso en dos tiempos.
Primero, con la ayuda de una inteligencia artificial, una alerta se transmitirá "en tiempo real" a los árbitros de vídeo "cada vez que el balón es recibido por un atacante que se encuentre en posición de fuera de juego" en el momento del pase.
El ejemplo de Mbappé
Deberían luego "verificar manualmente" esa alerta, lo que no debería llevar más que unos segundos, antes de informar de ello al árbitro principal, a quien corresponde la decisión final.
Una vez el fuera de juego esté confirmado, los mismos datos posicionales se trasladarán a una animación 3D "detallando la posición de los miembros de los jugadores en el momento en el que el balón ha sido jugado". Se difundirá "bajo el mejor ángulo posible" en las pantallas gigantes del estadio y puesta disposición de los difusores.
Es imposible, sin embargo, la automatización total de la detección del fuera de juego y eliminar las polémicas: una vez la posición de los jugadores se tiene en cuenta, queda por apreciar personalmente si un adversario ha podido tocar intencionalmente el balón.
La validación controvertida del gol de Kylian Mbappé en octubre de 2021 en la victoria de Francia sobre España (2-1) en la final de la Nations League de la UEFA es un buen ejemplo: el atacante de los 'Bleus' fue "habilitado para el juego" a pesar de su posición por el intento de intercepción del defensa Eric García.
La UEFA estimó entonces la decisión "correcta" pero contraria "al espíritu del juego", pidiendo entonces reescribir la regla por parte de la International Board (IFAB), el órgano responsable de las leyes del fútbol, un asunto todavía en el aire. AFP