En Vivo
Tras el ataque a la camioneta Porsche blanca salieron a la luz conversaciones en las que se hablaban de autos lujosos y grandes sumas de dinero.
Gerald Américo Oropeza López, un joven de 34 años, saltó a la fama sin imaginarlo, el pasado primero de abril, es decir hace ya 6 meses. Era sábado Santo y este menudo personaje que llegaba de un viaje de vacaciones de 5 días en Cancún, México al que había invitado a 3 amigos y 2 amigas, de pronto, vivió un ataque que le cambió la vida para siempre.
La camioneta Porsche blanca que conducía, fue interceptada por dos de vehículos en la cuadra 7 de la avenida Insurgentes, en el distrito de San Miguel. Se disponía a dejar en su casa a una de las viajeras, Olenka Cubas Veramatos, pero de pronto comenzaron a recibir decenas de disparos.
Se supo luego que fueron más de 40 balas las que impactaron contra el auto, pero eso no fue todo. Antes de desaparecer, los atacantes lanzaron granadas incendiarias debajo de la camioneta y el fuego con las justas dio tiempo a los ocupantes para salir corriendo del lugar.
Las llamas se extendieron de inmediato y algunos de los pasajeros del Porsche no tuvieron tiempo ni de coger sus celulares. Nadie se imaginaría, que en esos pequeños aparatos inteligentes, abandonados en el interior del vehículo, habría tanta y tan relevante información.
En el atentado quedaron dos de los ocupantes del auto, gravemente heridos. Luego se sabría su identidad. Se trataba de los hombres de confianza de Gerald Oropeza. Eran Carlos Antonio Sulca Cruz y Juan Fidel Berríos Navarro, ambos heridos de bala.
Sin embargo y pese a que no podían ni caminar a causa de las heridas, sus viajeros acompañantes no los asistieron. Quienes quedaron ilesos, desaparecieron en la oscuridad de la noche. Las cámaras de los vecinos registraron su huida. Todos, menos los dos hombres que quedaron tendidos en la pista, esa noche, tras el ataque, se hicieron humo.
Al día siguiente, en los medios de comunicación se publicaban conversaciones que parecían salidas de un guion de ficción: audios de Whatsapp donde la voz de un italiano de nombre Zazá, hablaba de negocios que amasaban cifras millonarias.
Se mencionaban barcos, cosas, dinero. Se reclamaba la presencia de un tal Brian. Las fotografías de autos lujosos, videos de fiestas, mujeres, las dimensiones del caso, comenzaban a desarrollarse de forma sorprendente.