En Vivo
Las otras pasiones de la joven promesa de la televisión nacional.
Stefano Salvini, un muchacho que aún puede moverse en skateboard sin que la fama lo atropelle y lo deje sin zapatillas, es el mismo chico que esta semana provocó arrebatos de cariño y pasión entre las amas de casa de un colegio de La Victoria y el público en general que sintoniza la exitosa telenovela Amor de Madre.
Amor de madre, amor de hijo. Un drama que conmovió al país y lo dejó mudo. Una historia que arma, desarma, y vuelve a armar un lazo filial entre Stefano y la bella Pierina Carcelén, donde el amor está continuamente sazonado con latigazos de dolor e indignación gracias a la tremenda villana sin sobre actuaciones que es Vanessa Saba.
Stefano es el pollito antes enrulado hasta las cejas, hoy laceado talco, a quien todas quieren abrazar y mimar, no siempre por arrebato materno infantil. Sus admiradoras no
saben si cargarlo para que bote el chanchito o quitarle de una vez, todo ese aire de inocencia.
Sus amigos lo califican de “buen pata”. Es el Tefa, “un causa con buen corazón”. Siempre apoyando campañas como la lucha contra el cáncer o grabando con propios recursos este video para apoyar a la selección de fútbol.
Su madre, profesora del método educativo Montessori, lo ama con esa desesperación que le causó saber que a los 16 años se había entercado con ser actor. Una carrera que a su padre empresario tampoco le supo muy dulce al inicio.
Su padre lo puso en manos del maestro Bruno Odar, y así empezó una carrera que produjo decenas de obras de teatro, previas a su primera película.
Y ahora está haciendo treinta puntos y dándole con mazo a la competencia. Y en un papel para el que debió aprender el lenguaje de los sordos y también el arte del malabarismo. Puede decir que no les falló a sus padres.