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Los Perros Burrier

La nueva modalidad en envío de cocaína llega a los extremos más abusivos y crueles. 

El pasado 29 de noviembre, dos ejemplares de la raza San Bernardo, llegaron de México a nuestra capital y se alojaron junto a su dueño de nacionalidad mexicana, Guiuseppe Tómbola Gonzales, 22, en un hostal del Callao.

Él, en compañía de un hombre mayor, pidieron habitaciones en el quinto piso del hostal, según dijeron, para estar más cerca de la azotea donde estarían sus perros. 

Según calcularon los narcos, la operación en nuestro país no debía durar más de una semana los tres primeros días para no levantar sospechas, sacaban a pasear a los canes, de nombre Bombón y Lola, a este un parque. Luego los guardaban y nadie los volvía a ver.

La persona que acompaña a Giuseppe, identificado como el mexicano Jaime Betancourt Quiroz es pieza clave y su labor empezó ya que según ha determinado la policía, se encargó de camuflar la droga al interior de estos canes.

El tres de diciembre por la tarde, Betancourt procedió a abrir a cada perro sin las medidas de salubridad, Bombón y Lola fueron literalmente “rellenados” con clorhidrato de cocaína. Por la noche, mientras los perros estaban bajo los efectos de la anestesia en la azotea del hostal, la conducta de Giuseppe despertó las primeras sospechas de los trabajadores del hospedaje. 

En minutos, la policía llegó al hostal y procedió a intervenirlo, vieron dos bolsas que presuntamente era droga, pero el fuerte olor en la habitación delataba que había más que contar. Tómbola ya había admitido que en la habitación hubo droga, lo que no dijo es que estaba en los canes.

Cuando la policía antidroga del Callao halló a Lola y a Bombón, los encontró débiles y maltrechos, fue ahí que descubrieron que cada uno lucía suturas recientes. 

Ya en la policía canina, Lola y Bombón fueron sometidos a una rápida operación, les extrajeron 6 paquetes con clorhidrato de cocaína. Bombón, el san Bernardo macho, murió a las pocas horas por una infección generalizada, mientras que la tierna Lola lucha aún por su vida ya que la cirugía que le hicieron los narcos con la intención de introducirles la droga y en las peores condiciones, resultó 
fatal para estos nobles animales.

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