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Las autoridades del INPE permiten que por lo menos una decena de internos disfruten de televisores de hasta 20 pulgadas en sus celdas y usen celulares también.
Una vez más un penal peruano, Sarita Colonia, hace noticia por los inaceptables privilegios que ostentan sus internos, como si purgar prisión fuera solo una broma, un tibio castigo al que le sacan la vuelta impunemente.
Afuera la urbe sufre las consecuencias de una incontrolable crisis de seguridad ciudadana, asaltos, robos y extorsiones por doquier. Delitos que en muchos casos son cometidos desde la prisión, gracias a que estos "angelitos" siguen disfrutando de telefonía celular.
Las autoridades del INPE no se dan cuenta – o no quieren darse cuenta – de que por lo menos una decena de internos no solo tienen celdas con televisores de hasta 20 pulgadas, sino que también usan celulares como si estuviesen en le calle, libres.
Los celulares en prisión, debido a la corrupción de algunos agentes del INPE, sigue desbordando todo control, un problema que parece eterno que incide en uno mucho mayor: la creciente inseguridad ciudadana.
Investigación en curso, sanciones, promesas de bloqueo, hace tiempo que escuchamos estas reacciones y estamos seguros de que no será la última vez que las escucharemos, lamentablemente. ¿Habrá que aprender a vivir con ello?