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Empresas fantasmas inflan el costo de la mercadería a expotar de manera exponencial para luego sacar una amplia ventaja económica ante la Sunat.
En apariencia todo es legal: la mercadería que está a punto de ser exportada al extranjero está debidamente empaquetada y sellada. Está declarada como ropa nueva, como finas telas, pero los agentes de la aduana Marítima del Callao sospechan que algo no anda bien y deciden inspeccionar la carga.
La ropa nueva y las presuntas telas de exportación son, en realidad, retazos y trapos viejos. Esta es la alucinante modalidad empleada por no pocos “exportadores” para hacerse de una abultada fortuna de manera indebida, causando millonarias pérdidas al Estado.
La Sunat tiene en la mira de su escáner a un grupo de personas y empresas, que aprovechándose de algunos beneficios tributarios para los exportadores, han empezado a saquear el dinero de todos los contribuyentes.
Es decir, el exportador “trucho” lo que busca es que su mercadería real, es decir,
la ropa usada, los trapos viejos y los retazos, cuyo costo de inversión ha sido, por
ejemplo, diez mil soles, se declare como si fueran finas telas o prendas nuevas de
vestir.
El objetivo es inflar el costo de la mercadería de manera exponencial. Por ejemplo:
un millón de soles. Esto permitirá luego, sacar una amplia ventaja económica ante
la Sunat.