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En busca de tregua, la pausa de Tía María

El presidente de la República, Ollanta Humala, en un mensaje a la nación puso, para muchos, paños fríos al conflicto minero desatado en Arequipa por el proyecto Tía María, mientras que para otros el discurso presidencial solo mantiene el suspenso al proyecto minero.

La presencia de las fuerzas armadas en Islay, no resultó ser tan disuasiva como se esperaba. La violencia se incrementó esta semana: a más policías y militares, la resistencia de los manifestantes era mayor. El Valle del Tambo se había convertido en un campo de batalla.

Luego de que la semana pasada Cuarto Poder rescatara imágenes donde se escucha al entonces candidato Ollanta Humala, repartiendo promesas en el mismísimo Cocachacra, parecía que el tiempo le pasaba la factura.

En medio del descontrol, la fiscalía de Crimen organizado de Arequipa, apuntó hacia él. A Pepe Julio Gutiérrez, el presidente del Frente de Defensa del Valle del Tambo, a quien se detuvo preliminarmente investigado por los presuntos delitos de extorsión y asociación ilícita para delinquir, a raíz de los ya famosos audios de las lentejas, donde Gutiérrez habría solicitado a la empresa Southern Perú, dinero a cambio de levantar la huelga. 

En este escenario, donde una población solo exige la declaratoria oficial de la inviabilidad del proyecto Minero Tía María y la contraparte demanda el estado de emergencia en la zona, el presidente del Consejo de Ministros, Pedro Cateriano, llegaba a la sede del legislativo para explicar ante el pleno, las acciones tomadas en Arequipa frente a las protestas. 

Pero a las once de la mañana, Cateriano desde los pasos perdidos del congreso anunciaba un cambio de planes, los congresistas ansiosos por escucharlo tenían que esperar.

La contra orden vino desde palacio de gobierno y el jefe del gabinete y sus ministros, tuvieron que darle el encuentro a Ollanta Humala, quien daría un mensaje a la nación a la una de la tarde, pero dieron la una, las dos, las tres, y fue recién a las 3:38 de la tarde, cuando la ineludible coyuntura, obligó al mandatario a dirigirse a la nación. 

Llegado el momento Humala centró su decisión precisamente en no tomar ninguna. No declaró el estado de emergencia en la zona, no propuso una solución al conflicto ni dio la razón a Chana ni a Juana.

Entonces el primer Ministro, Pedro Cateriano, confirmaba en el congreso lo que ya corria como reguero de pólvora en las redacciones, que la empresa Southern Perú, daría una pausa al proyecto Tía María. 

 

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