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En este reportaje escuchará la versión inédita y cínica que el presunto homicida del cambista dio ante las cámaras de Cuarto Poder y que sirvió para que la Policía pudiera armar su perfil sicológico.
El cuerpo del cambista Antero Loayza Conteras es tirado en plena vía pública, en el corazón de Gamarra, como si fuera un bulto inservible.
A la mano asesina no le bastó haberle fracturado el cráneo, a punta de martillazos, a un hombre de 68 años de edad. Tampoco le bastó asfixiarlo.
El cuerpo sin vida de “El Paisa”, como lo conocían sus compañeros de trabajo en Gamarra, también fue carbonizado. Un espeluznante crimen cuyo desenlace quedó registrado en imágenes.
En los siguientes minutos, Cuarto Poder le muestra en exclusiva la secuencia envideo de un crimen brutal que fue resuelto esta semana por el grupo especial de investigación de la División de Homicidios de la Policía y que, finalmente, terminó con la captura del vendedor de telas, Vidal Vilca Mamani y de su ayudante, Carlos Montalván Yovera.
El confeso asesino del cambista siempre estuvo en Gamarra.
Es más, después del homicidio, Cuarto Poder lo entrevistó y, en todo momento, de manera fría y calculadora, negó su autoría criminal.
En este reportaje escuchará la versión inédita y cínica que el presunto homicida dio ante las cámaras de Cuarto Poder y que sirvió para que la Policía pudiera armar su perfil sicológico.
Los testigos indican que Antero Loayza Contreras iba a venderle a Vilca Mamani 20 mil dólares. Sin embargo, el capturado comerciante indica que su víctima tenía en su canguro sólo ocho mil dólares.
Como él no tenía los 20 mil dólares que Vidal Vilca supuestamente quería comprarle, el cambista llamó a un compañero que vendía fuera de Gamarra para que le prestara ese capital.
Y entonces ambos fueron juntos a hacer el negocio. Pero Loayza Contreras le pidió a su amigo que lo esperara abajo. En este video, que permitió reconstruir el crimen, lo vemos en la puerta de la tienda.
Pasó una hora y el cambista no bajaba.
Vilca Mamani no contaba con ese detalle. En todo momento pensó que la víctima estaba sola y que, por tanto, no había testigos de su desaparición.
Nada más lejos de la verdad. Desde las 10 y 30 de la mañana, del 15 de junio, en el tercer piso de “Textil Willy”, Antero Loayza Contreras estuvo agonizando. Vidal Vilca Mamani y su ayudante Carlos Montalván Yovera pensaron que los martillazos que le propinaron en la cabeza ya lo habían matado.
Entonces lo dejaron inconsciente entre las telas del depósito. Y, luego, impasibles, siguieron atendiendo a sus clientes como si nada hubiera pasado.