*ALERTA DE SPOILERS*
La aclamada serie de HBO, Succession, llegó al final de su tercera temporada la noche del domingo pero no sin antes dejarnos momentos que los fans atesoraremos por largo tiempo. Con tan solo 9 episodios, uno menos del habitual, nos despedimos hasta nuevo aviso de esta ficción llena de dramas empresariales y familiares, mientras intentamos darle sentido – y con justa razón – al título. ¿Quién podría haber sido el ‘sucesor’?
Si bien esta interrogante se ha planteado desde el inicio de la serie y a lo largo de ella hemos visto cómo cada uno de los hijos del empresario multimillonario Logan Roy han intentado “conquistar” a su padre y convertirse en dignos herederos de la posición máxima de su imperio, nada ha salido como los televidentes imaginábamos. Y es que con muchas idas y venidas, subidas y bajadas, Waystar Royco se ha enfrentado a problemas importantes que ha sabido sortear a lo largo de la segunda y tercera temporada. La empresa parece ser el calco del mismo Logan Roy, a quien ni los más graves problemas de salud pudieron acabar con su existencia, demostrando no solo que es un hueso duro de roer sino que es imparable y que está siempre un paso adelante.
¿Te acuerdas cuando Tom le dijo a Kendall que nunca había visto “jodido” a Logan? Pues aquella frase posiblemente recordamos en los momentos finales del episodio donde se hizo evidente que el patriarca de los Roy está jugando en otra liga, una en la que sus hijos, ni unidos entre ellos, podrían aspirar a competir.
Si bien estábamos al tanto de la fragilidad que había mostrado Kendall en los últimos episodios, volviéndose un blanco muy vulnerable después de haberle plantado cara al bando de su padre (aliado con Roman y Shiv), sus planes empiezan a desbaratarse complicándose aún más cuando se mezclan con fantasmas del pasado. La buena noticia, dentro de todo, es que un derrotado Kendall logra conseguir apoyo en sus hermanos a pesar de las traiciones, en un momento en el que el futuro de Waystar está en juego. Sin mucho ya que perder, Kendall prepara una rápida ofensiva para enfrentarse a Logan Roy quien tiene planes por su cuenta para la empresa la cual se fusionará con GoJo dejando el mando a su líder, Lukas Mattson (Alexander Skarsgard).
Al enterarse de esta movida planificada a sus espaldas, los hermanos están conscientes que sin su padre en la cima, no tienen posibilidad alguna para poder conservar sus altos puestos por lo que tienen el plan perfecto para detener a Logan. Todo estaba listo y después de tantos capítulos podíamos verlos unidos, actuando en bloque y con una ofensiva aparentemente infalible. ¿Estaban a punto de dar el gran golpe?
Más sabe el diablo por viejo que por diablo
Logan Roy es todo un estratega y ha sabido mover los hilos para tener jugadores clave en los momentos precisos. En este caso, el jugador determinante fue el aparentemente inofensivo Tom, el esposo de Siobhan, quien obtiene información privilegiada antes de que se desate uno de los momentos más intensos que hemos visto en la serie. A Tom lo hemos visto analizando silenciosamente la dinámica que tiene con Shiv, pues aunque no le guste, está al tanto que ella no lo ama y simplemente disfruta de la posición de poder que tiene sobre él, algo que está a punto de dar vuelta. Así, el ya no tan buen Tom probablemente haya recordado las palabras de gratitud de Logan cuando se ofreció como carne de cañón para ir a la cárcel (porque daba igual si lo hacía o no, sabíamos que era el eslabón más débil de esa cadena). Logan sabría recompensar y veremos qué le depara tras haberle filtrado información confidencial que anticipó la jugada de los hermanos.
Ya con las cartas sobre la mesa todo se resumió a dos cosas: 1) el imperio creado por Logan Roy es de Logan Roy y puede hacer lo que le plazca, le guste a sus hijos o no; 2) nada va a detenerlo, ni las súplicas de sus hijos pues cuando hay un enfrentamiento de por medio la dinámica es simple pues es “ganar o perder”, sin puntos medios, sin conciliación. No importaron las lágrimas, las súplicas, el “amor” de sus hijos, Logan Roy estaba colérico por la traición de sus retoños y al mismo tiempo convencido de la decisión que había tomado.
Y ya que hablamos hace un momento de Tom, también debemos mencionar al primo Greg, quien ha tenido una evolución esta temporada saliendo de las sombras (o sumergiéndose más en la oscuridad) para intentar conquistar sus propios propósitos, no tan “loables” como tal vez pensamos cuando lo vimos por primera vez en la serie sin demasiadas aspiraciones. Por el contrario, el primo Greg ha demostrado su ambición no solo al haber demandado a Greenpeace para que obtenga su herencia (donada, vale decir, por su abuelo), sino que incluso no tuvo reparos en usar a Comfrey como “peldaño” para escalar en sociedad y aspirar, incluso, a un romance con una aristocrática. Finalmente, en el último diálogo en el que lo vemos esta temporada, literalmente le vende “su alma al diablo”.
Por ahora nos queda pendiente saber qué será de la premisa principal de la serie dado que la batalla entre los herederos por el comando de Waystar parece haberse acabado tomando en cuenta las circunstancias y el nuevo acuerdo. Aunque eso sí, Matsson dejó entrever que dejaría a Logan algunas cuentas clave, lo que esperamos nos garantice más acción y conflictos entre la familia Roy en su próxima temporada.