Anteriormente muchos fans veían a las adaptaciones a live-action de animes como algo muy difícil de hacer, tanto así que algunos hasta creían que simplemente no había forma de que algunas historias de anime se llevaran al “mundo real”. Sin embargo, Netflix está buscando demostrar todo lo contrario con su versión live-action de “One Piece” que llegará el 31 de agosto.
Si bien muchos fans aún siguen dudando de esta adaptación, ahora se conoce que Eiichiro Oda, el creador del manga original, aparentemente tenía estándares increíblemente altos en lo que respecta a su papel como productor ejecutivo en “One Piece” de Netflix.
Matt Owens, el encargado de la adaptación de “One Piece” para Netflix, ha compartido sus primeras impresiones sobre acercarse a Eiichiro Oda para llevar la historia de los Piratas del Sombrero de Paja a la pantalla.
“No creo que haya estado más nervioso por nada en toda mi vida. Aquí estaba la persona que creó esta historia por la que tengo tanto amor y reverencia, y le pido que me confíe a su bebé.”
Para Owens, la suerte estuvo de su lado cuando Oda se unió a la adaptación de su obra para un proyecto en live-action. Oda asumió el papel de productor ejecutivo, lo que implicó que cualquier cambio necesario en la historia debía obtener su aprobación antes de avanzar.
“Comenzó a confiar en nosotros”
Owens explicó que, al principio, Oda fue estricto en cuanto a adaptar “One Piece”, pero finalmente notó que los creadores eran auténticos fanáticos del material original.
“No voy a mentir, fue duro al principio, esto no fue el primer intento de un ‘One Piece’ en live-action, y no fuimos las primeras personas en tratar de expresarlo de una manera nueva, pero creo que una vez que se dio cuenta de que veníamos del lugar correcto, tratando de proteger esta serie y crear una nueva vía para que aún más personas se enamoren de ella, comenzó a confiar en nosotros.”
“One Piece” de Netflix debutará el 31 de agosto con ocho episodios. Con la participación de Oda, los fans se preguntan si la versión logrará esquivar la maldición de las malas adaptaciones.