Durante la pandemia, el maestro rural Walter Velásquez, dedicado por años a la ciencia y tecnología, crea una robot usando chatarra informática y la bautiza con el nombre de Kipi.
La mayoría de los estudiantes de Walter dejó la escuela ante la Covid 19 y regresó a sus comunidades. Sin conectividad ni acceso por tratarse de centros poblados dispersos, Kipi se convierte en la asistenta del profesor y acompaña el peregrinaje educativo de su creador llevando los aprendizajes hacia las casas y comunidades.