Ya tiene un par de días en la web y no ha dejado de levantar polémica. Resulta que el último video musical de David Bowie ha disgustado a un grupo de católicos y es que el clip muestra a Gary Oldman como un sacerdote que se mete tremendo baile con Marion Cotillard, a quien después le sangran las manos en señal de santidad, haciendo clara referencia a los estigmas de Jesucristo.
Además, Bowie aparece vestido como un profeta, y por él desfilan prostitutas, clientes, monjas y hasta un cardenal. Sin duda, tiene todititos los ingredientes para que saque roncha a los creyentes. Y muy aparte del aspecto visual, la canción está genial!