Patrick Stewart asumió que el mundo nunca volvería a saber de Tom Hardy después de ‘Star Trek: Némesis’

¿Sabías que el icónico actor Patrick Stewart y Tom Hardy coincidieron en el set de ‘Star Trek: Némesis’? En esta película, Stewart retomó su emblemático papel como el Capitán Jean-Luc Picard, mientras que Hardy, quien para ese entonces era un joven actor de Londres, se sumergió en el rol del villano Shinzon, un clon descartado de Picard criado por Remans.

En su recién publicada autobiografía ‘Making It So’, Stewart compartió sus pensamientos sobre la película, y digamos que no se anduvo con rodeos. El actor ha señalado que la película fue “particularmente débil” en comparación con ‘Star Trek: Primer contacto’, donde Picard y su tripulación se enfrentaron a los temibles Borg. Además, compartió que no tuvo “ni una sola escena emocionante para representar” en ‘Némesis’.

¡Pero eso no es todo! Según Stewart, Hardy tenía un comportamiento bastante peculiar durante el rodaje.

“Tom no se relacionaba con ninguno de nosotros a nivel social. Nunca decía ‘Buenos días’, nunca decía ‘Buenas noches’ y pasaba las horas que no era necesario estar en el set con su novia.”

También, Stewart menciono que Hardy era un compañero “muy hostil”, y que después de terminar su papel en la película, el actor se fue del set sin una despedida ni ceremonia alguna.

“La noche en que Tom Hardy terminó su papel, como era de esperar, se fue sin ceremonias ni sutilezas, simplemente saliendo por la puerta. Cuando cerró, les dije en voz baja a Brent Spiner y Jonathan Frakes: ‘Ahí va alguien del que creo que nunca volveremos a saber nada’”

Años después, la historia tiene un giro sorprendente. Después de ‘Némesis’, Tom Hardy despegó como una estrella de cine, actuando en películas como ‘Batman: El caballero de la noche asciende’ y ‘Venom’, y Stewart, en lugar de no volver a saber nada de él, ahora dice que le encantaría cenar con Hardy para descubrir qué pasa por su mente creativa.

Así que, a pesar de los misterios del espacio exterior, Patrick Stewart aprendió que a veces las primeras impresiones pueden estar muy, pero que muy equivocadas.