Después del arresto de Justin Bieber la madrugada de ayer en Miami por haber estado conduciendo en estado de ebriedad, comienza a malograrse – aún más – el panorama para la estrella pop.
En estos momentos, Justin ya pagó su fianza – fijada en $2500 – y está en libertad, pero los cargos en su contra siguen en pie hasta que finalicen las investigaciones. Y mientras eso sucede, en Estados Unidos comienza a sonar y resonar que existe la posibilidad que el muchacho sea deportado del país, medida que se toma cuando se ha cometido un delito grave o tenga más de uno que sean considerados de vileza moral, que implica intención o conocimiento de parte del acusado.
Y si bien manejar en estado de ebriedad no es considerado un delito grave, es una falta – por más que sus límites de alcohol hayan sido mínimos – pues en Florida hay tolerancia cero si estás conduciendo después de haber consumido alcohol y estás por debajo del límite de edad permitido. (En EE.UU. tienes edad suficiente para beber a los 21 años y Justin tiene 19). Además, el cantante reconoció haber consumido marihuana antes de conducir y manejaba a una velocidad de 60 mp/h en una zona residencial cuyo límite máximo es de 30 mp/h.
Muchos sabrán también que Justin tiene un caso abierto en California, lugar donde reside, por haber atacado la casa de su vecino tirando huevos, cuyas pérdidas se estima sobrepasan los $20 mil, acto que es considerado como vandalismo y por ende, un delito grave.
Habrá que esperar a ver si las autoridades son condescendientes con el cantante, pues su récord policial ya tiene algunas perlitas en lo que va de su estadía en los Estados Unidos y este último par podrían ser las que determinen su futuro.
Mientras tanto, personas allegadas a Justin estarían intentando convencerlo que es el momento ideal para que entre a rehabilitación, algo que el cantante ha dicho que “no necesita”.